Como nadie me responde, aunque sé que tú estás ahí... yo sigo a mi bola... que soy
una gran bolista... ahí vá eso...
En una ocasión caminaban por el desierto un hombre, su caballo y su perro. En cierto trayecto del camino el caballo no puede más y exclama...
¡Tengo mucha sed!
El hombre al oír al caballo hablar se asustó mucho, y corrió, corrió hasta quedar rendido de tan tremendo susto.
El perro al ver a su amo, hizo lo mismo; casi sin poder respirar el perro y el hombre, tendidos en la arena del desierto, el perro exclamó:
¿Has visto el susto que nos ha dao ese condenado caballo?
una gran bolista... ahí vá eso...
En una ocasión caminaban por el desierto un hombre, su caballo y su perro. En cierto trayecto del camino el caballo no puede más y exclama...
¡Tengo mucha sed!
El hombre al oír al caballo hablar se asustó mucho, y corrió, corrió hasta quedar rendido de tan tremendo susto.
El perro al ver a su amo, hizo lo mismo; casi sin poder respirar el perro y el hombre, tendidos en la arena del desierto, el perro exclamó:
¿Has visto el susto que nos ha dao ese condenado caballo?