Me acuerdo yo una vez que me llevaron a mí en un
carro como estos a las Alcantarillas, tendría yo unos ocho o nueve años. Me dió por decir que se iva a bolcar y nos ibamos a escalabrar todos y el viajecito que le dí a mis padres; no dí la lata ni ná, hasta que llegamos. Salimos de Hinojosa por la mañana y llegamos a la
ermita por la tarde, creo que el abuelo de Juan Andrés venía con nosotros.
Es que yo siempre he sido muy impertinente. Me quedé allí tres meses y a la vuelta fuí andando hasta Belarcazal
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