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HINOJOSA DEL DUQUE: 4º Parte Vida de Santa Rita...

4º Parte Vida de Santa Rita
Los últimos años de su vida fueron de expiación. Una enfermedad grave y dolorosa la tuvo inmóvil sobre su humilde cama de paja durante cuatro años. Ella observó como su cuerpo se consumía con paz y confianza en Dios.
Santa Rita recorrió el camino de la perfección, la vía purgativa, la iluminativa y unitiva. Conoció el sufrimiento y en todo creció en caridad y confianza en Dios. El crucifijo es su mejor maestro. Es en almas puras como la de ella que Dios puede hacer portentos sin que por ello se desenfrenen y caigan en el orgullo espiritual. Al morir la celda se ilumina y las campanas de Cascia tañen solas por el gozo de un alma que entra al cielo.
El prodigio de la rosa y de los higos aparece en diversos testimonios fidedignos recogidos en el proceso de beatificación. Transcribimos parte del testimonio de una antigua biografía: "En el más áspero y riguroso invierno, y encontrándose todo cubierto de nieve, una prima de Rita fue a visitarla; al marcharse preguntó a Rita si de su casa necesitaba alguna cosa; Rita le respondió que deseaba una rosa y dos higos del huerto de Rocaporena. La prima sonrió, creyendo que Rita deliraba a causa de la enfermedad y se marchó. Una vez llegada a la casa donde Rita vivió con su esposo y sus dos hijos, entró en el huerto y vio entre la nieve un rosal que cargaba una hermosa rosa y en la higuera, halló dos higos maduros. Perpleja por el cruel invierno, viendo los frutos milagrosos, se los llevó a Rita".
La rosa y los higos aparecen en la vida de Santa Rita como un signo amoroso de Dios para aquella mujer que había sabido sobrellevar dolores y contradicciones, ofreciendo generosamente su vida al Amor. Ahora florecía en ella la vida nueva de Jesús resucitado, a quien había amado sin medida. Se iba cargada de frutos maduros como higuera bendecida y fecunda. Se iba como rosa que despide el buen aroma de Cristo.

Había pasado el invierno. La primavera apenas entrada esparcía el aroma abundante de las ahora abundantes rosas. En el monasterio una luz se estaba apagando para brillar luego aún con más intensidad en toda la Iglesia. Rita agoniza serena… El buen Jesús y su Madre le conceden en visión la gracia de sus visitas como un anticipo de cielo. Por fin, Rita sonríe y expira. Entonces las campanas de la ciudad de comenzaron a anunciar, con prodigioso sonido, el inicio de numerosos portentos. Al momento se iluminó la habitación y un perfume inefable se esparció por todo el monasterio.
Apenas acaecido el tránsito de Rita, peregrinos de todas partes se acercaron para venerar el cuerpo. Muchos enfermos sanaron al instante con solo tocarlo. Rita de Casia entró en la gloria con verdadera fama de santidad el 22 de mayo de 1447. De inmediato el pueblo la llamó "santa" y la invocó como "abogada de los imposibles" y "Santa de la paz y del perdón".
Su muerte a sus 76 años, acaecida el 22 de Mayo de 1457, fue su triunfo. La herida del estigma desapareció y en lugar apareció una mancha roja como un rubí, la cual tenía una deliciosa fragancia. Debía haber sido velada en el convento, pero por la muchedumbre tan grande se necesitó la iglesia. La gente se agolpó al convento a pagar sus últimos respetos. Innumerables milagros tuvieron lugar a través de su intercesión, y la devoción hacia ella se extendió a lo largo y a lo ancho. El cuerpo de Santa Rita fue conservado perfecto por varios siglos y siguió dando una fragancia dulce que permaneció allí y nunca desapareció. Por eso, nunca la enterraron. El ataúd de madera que tenía originalmente fue reemplazado por uno de cristal en 1745 y ha estado expuesta para veneración de los fieles desde entonces. Desde 1930 es venerada en la actual Basílica-Santuario. Cuando su cuerpo fue exhumado, se halló intacto e incorrupto. Casi dos siglos después de su muerte, un documento latino, ratificado por los delegados que examinaron el cuerpo de santa Rita, declara que "el cuerpo, vestido con el hábito agustiniano, aparece tan íntegro como si la santa estuviese muerta recientemente. La carne es blanca y en parte alguna consumida, con la frente, los ojos, los párpados, la nariz, la boca, el mentón y toda la cara tan bien dispuesta y entera como de persona muerta en el mismo día. Incluso las manos de la santa son blancas e intactas, así como los pies".
Multitudes todavía acuden en peregrinación a honrar a la santa y pedir su intercesión ante su cuerpo que permanece incorrupto. León XIII la canonizó en 1900. Se cuenta que en la ceremonia de beatificación del 16 de junio de 1628 por Urbano VIII, el cuerpo de la Santa se elevó y abrió sus ojos.
Por los numerosos hechos extraordinarios ocurridos en su vida y a raíz de la muerte, se convirtió Casia muy pronto en lugar de peregrinación, al mismo tiempo que la devoción popular fue extendiéndose, no sólo a Italia, sino a todo el mundo. Su cuerpo permanece incorrupto en Casia en el rico Santuario dedicado recientemente a su nombre. Por los muchos obstáculos que tuvo que superar, se la invoca con el título de «abogada de los imposibles». El distintivo de su devoción son las rosas, fundándose en la tradición que refiere el hecho prodigioso de las preciosas rosas halladas en enero en el huerto de Rita horas antes de su muerte.
Fue beatificada el l6 de junio de 1628 por Urbano VIII en la iglesia de San Agustín de Roma, que siendo Cardenal había intervenido en la restauración del monasterio de Casia. Canonizada el 24 mayo 1900. Su fiesta se celebra el 22 de mayo.