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HINOJOSA DEL DUQUE: 2º Parte de la Vida de Santa Rita...

2º Parte de la Vida de Santa Rita
Desde su nacimiento rodearon a la niña de doncellas, que la vistieron de oro, seda y de toda clase de lujos y comodidades.
Pero como sus padres eran muy buenos cristianos, tuvieron especialmente cuidado en educarla en la virtud y enseñarle, sobre todo el amor de Dios.
Por eso Rita ninguna cosa apreciaba ni nada quería tanto como el Crucifijo, que es el retrato del amor de Dios.
El oro, la seda y todo el lujo que le ofrecían los consideraba como basura que solo sirve para manchar el alma y nos apartan de Dios.
Muy piadosa, ya despuntaba en ella desde la más tierna infancia indicios de su vocación religiosa. Con frecuencia acudía al convento de Santa María Magdalena, en la vecina Casia, donde se hallaba una monja pariente suya, o a la iglesia de San Agustín, donde se veneraban las imágenes de tres santos a los que escogió como protectores: San Juan Bautista, San Agustín y San Nicolás de Tolentino. Estos tres santos, insiste la tradición, la llevarán de un modo prodigioso, pasados los años, de la calle al coro del convento.
Sus padres, sin haber aprendido a leer o escribir, enseñaron a Rita desde niña todo acerca de Jesús, la Virgen María y los más conocidos santos. Rita, al igual que Santa Catalina de Siena nunca fue a la escuela a aprender a escribir o a leer. Santa Catalina le fue dada la gracia de leer milagrosamente por nuestro Señor Jesucristo, para santa Rita su único libro era el Crucifijo.
La santa de lo imposible. Fue una hija obediente, esposa fiel, esposa maltratada, madre, viuda, religiosa, estigmatizada y santa incorrupta. Santa Rita lo experimentó todo pero llegó a la santidad porque en su corazón reinaba Jesucristo.
Cuando Rita fue mayor, sus padres quisieron casarla, pero ella, puesta de rodillas y con lágrimas en los ojos, dijo a sus padres que no quería casarse, porque había ofrecido todo su amor a Dios y quería continuar amándole sólo a Él, entrando de moja en un convento.
Pero como el muchacho que le pretendía era, guapo, rico y parecía bueno, los padres de Rita la obligaron a casarse con él.
Ella quería ser religiosa toda su vida, pero sus padres, Antonio y Amata, avanzados ya en edad, escogieron para ella un esposo, Paolo Ferdinando Mancini (joven influyente en la vida política), lo cual no fue una decisión muy sabia. Pero Rita obedeció y contrajo matrimonio hacia los 15 años. Quiso Dios así darnos en ella el ejemplo de una admirable esposa, llena de virtud, aun en las mas difíciles circunstancias.
Los padres de Santa Rita, aunque eran buenos, se equivocaron e hicieron muy mal en obligarla a casarse en contra de su voluntad. Pues más tarde Rita tubo que sufrir mucho con su marido, ya que sólo quería jugar y divertirse, sin preocuparse nada de su hogar.
Santa Rita tuvo que sufrir mucho con su marido porque era un sinvergüenza y la trataba muy mal. A menudo se burlaba de ella y pegaba. No obstante, Rita todo lo sufría con paciencia
Después del matrimonio, su esposo demostró ser un bruto, bebedor, mujeriego y abusador (en el documento sobre su canonización se aceptó el hecho de que a Rita le tocó en suerte "un martirio más que un marido"). Rita le fue fiel durante toda su vida de casada. Encontró su fortaleza en Jesucristo, en una vida de oración, sufrimiento y silencio. Tuvieron dos gemelos, Juan Santiago y Pablo María, los cuales sacaron el temperamento del padre. Rita se preocupó y oró por ellos.
Después de veinte años de matrimonio y oración por parte de Rita, el esposo se convirtió, le pidió perdón y le prometió cambiar su forma de ser. Rita perdona y el deja su antigua vida de pecado y pasaba el tiempo con Rita en los caminos de Dios. Esto no duró mucho, porque mientras su esposo se había reformado, no fue así con sus antiguos amigos y enemigos. Una noche Paolo no fue a la casa. Antes de su conversión esto no hubiera sido extraño, pero en el Paolo reformado esto no era normal.