Hoy como estoy haciendo en los últimos días entro en la hora de la
siesta, pero trato de no despertar a nadie.
Eso me recuerda cuando éramos pequeños en la fontanilla en la acera de la
sombra que nos poníamos en la hora de la
siesta y siempre fastidiábamos a los mayores.
¡que tiempos aquellos!