Lo aprendiste siendo niña.
Te ensallabas por la tarde,
con catarillo pequeño acompañando a tu madre.
Cantaba el agua canciones.
Tú las lanzabas al viento,
jugabas con las estrellas
que te contaban un cuento.
El cantarillo rompiste.
Yo consolé tus sollozos,
como muñeca en el agua
se quedaron sus despojos.
El tiempo pasó veloz
y aquella niña sin talle,
es hoy silvido en los labios
cuando pasa por la calle.
Recortada tu figura,
un junco erguido tu talle.
Hoy ha pasado a mi vera,
la mejor moza del valle.
Entre sudores de estío y cantares de mi tierra
te veo pasar por la tarde junto al trillo de mi era.
Entre el tamo de la parva yo te canto una canción,
y te digo mis requiebros que brotan del corazón.
Dame de beber serrana,
que mi garganta está seca.
Estoy que me abrasa el sol,
aunque pase el agua cerca
Me miraste de reojo y junto a mí te paraste,
y con gesto picaresco el cantarillo bajaste.
Bebe estrellas mi serrano que en mi cántaro metí,
que si a tí la sed te abrasa,
para tí yo las cogí.
Te ensallabas por la tarde,
con catarillo pequeño acompañando a tu madre.
Cantaba el agua canciones.
Tú las lanzabas al viento,
jugabas con las estrellas
que te contaban un cuento.
El cantarillo rompiste.
Yo consolé tus sollozos,
como muñeca en el agua
se quedaron sus despojos.
El tiempo pasó veloz
y aquella niña sin talle,
es hoy silvido en los labios
cuando pasa por la calle.
Recortada tu figura,
un junco erguido tu talle.
Hoy ha pasado a mi vera,
la mejor moza del valle.
Entre sudores de estío y cantares de mi tierra
te veo pasar por la tarde junto al trillo de mi era.
Entre el tamo de la parva yo te canto una canción,
y te digo mis requiebros que brotan del corazón.
Dame de beber serrana,
que mi garganta está seca.
Estoy que me abrasa el sol,
aunque pase el agua cerca
Me miraste de reojo y junto a mí te paraste,
y con gesto picaresco el cantarillo bajaste.
Bebe estrellas mi serrano que en mi cántaro metí,
que si a tí la sed te abrasa,
para tí yo las cogí.