Segaor de mis dehesas
de mis sierras y mis valles.
Color de bronce tu cuerpo,
y encorvado siempre el talle.
La luz marcará las horas
a un trabajo sin reloj.
Cuarenta grados... en sombra,
y no digamos al sol.
Así transcurren los días
sin pensar en el trabajo.
Tan solo aflora a su mente
en encontrar nuevo "tajo".
Cuando la tarde declina
desde la loma cercana
rasga una voz en silencio,
entonando esta serrana:
Una cosa yo te pido
segaor con los amores.
Siega el trigo solamente
y no le toques a las flores.
No me cortes la amapola,
con el filo de tu acero.
Deja que llore la muerte,
del que fué su compañero.
De luto no vestirá.
Se pondrá su traje rojo,
hasta que el sol del estío,
se lo convierta en despojo.
Segaor de mis dehesas,
de mis sierras y mis valles.
color de bronce tu cuerpo,
y encorvado siempre el talle.
Que no tase segaor
el señorío tu esfuerzo.
Si él valora su cortijo...
vale infinito tu cuerpo.
de mis sierras y mis valles.
Color de bronce tu cuerpo,
y encorvado siempre el talle.
La luz marcará las horas
a un trabajo sin reloj.
Cuarenta grados... en sombra,
y no digamos al sol.
Así transcurren los días
sin pensar en el trabajo.
Tan solo aflora a su mente
en encontrar nuevo "tajo".
Cuando la tarde declina
desde la loma cercana
rasga una voz en silencio,
entonando esta serrana:
Una cosa yo te pido
segaor con los amores.
Siega el trigo solamente
y no le toques a las flores.
No me cortes la amapola,
con el filo de tu acero.
Deja que llore la muerte,
del que fué su compañero.
De luto no vestirá.
Se pondrá su traje rojo,
hasta que el sol del estío,
se lo convierta en despojo.
Segaor de mis dehesas,
de mis sierras y mis valles.
color de bronce tu cuerpo,
y encorvado siempre el talle.
Que no tase segaor
el señorío tu esfuerzo.
Si él valora su cortijo...
vale infinito tu cuerpo.