Es lógico Maruja, tú tan pequña y además no "vivías" el interior del Seminario. A mí el deporte me ayudaba a compensar lo lejos que estaba mi familia, en Málaga. Los domingos se jugaba en el patio terrizo interior. También jugaba a baloncesto en el patio interior o claustro y a voleibol en una cancha frente al frontón y junto al lateral de la capilla. Todo eso después de la misa de la mañana. Por las tardes tocaba paseo por el parque y hacia la carretera de Belalcázar o nos llevaban a un cine del pueblo.