Yo venía antes de colegios donde muchos profesores pegaban y castigaban de forma humillante, algunos de ellos hasta disfrutaban pegando con las reglas en las manos o dando en los cachetes. A mí esos maestros llegaban a amarrarme la mano izquierda con cuerdas y alambres al pupitre para que no pudiese escribir con esa mano, y es que siendo zurdo... ya me diran. Eso pasaba en colegios públicos. En el seminario jamás vi en esos dos cursos que un alumno fuese golpeado ni tampoco humillado con castigos.
Francisco, me parece una barbaridad.