Pero para mí y otros compañeros, lo mejor era el baloncesto. A mí ese deporte siempre me encanto desde muy pequeño. Antes del seminario ya jugaba desde pre minibasket, desde los 8 años. Luego cuando salí de ahí seguí jugando hasta llegar a lo que fue 1ª B. También en los campeonatos militares y universitarios. Tuve que dejarlo por la única lesión grave y como lo llevo en la sangre, al tenerme que retirar como jugador hice los cursos hasta llegar al título nacional y al de profesor de la escuela de entrenadores.