Mari, el otro día mi Purita se quedó cuajá como el caldo pata cuando vió la ristra de tus cornatillas floreadas, se creía que eran de plástico, hasta que le dió un mordico a una. Tubo suerte porque esa no picaba, pero yo mordí otra y...... cachísss...
Mari, te recuerdo que tienes que llevarme alguna cornata.