Se trata de un hombre bastante flojo, no le gustaba trabajar pero si llevar una vida fácil y cómoda. Pensando como arreglársela para no esforzarse, pero a la vez que nada le faltara decidió ser monje de clausura. A pesar de las limitaciones de este tipo de vida, pensó que tendría garantizadas sus tres comidas, techo y cama donde dormir. Decidido se dirigió al claustro. Llegó, cenó y de inmediato lo llevaron a sus aposentos, un cuarto sencillo, limpio y con las mínimas comodidades. Feliz de haber tomado la mejor decisión de su vida se acostó y a punto de conciliar el sueño, tocan a la puerta y le dicen:
- A rezar el Rosariooooo.
En eso se levanta, se viste, baja, reza, sube y se vuelve a acostar.
A las dos horas:
-Toc, toc, a rezar el Padre Nuestroooooo
Se levanta, se viste, baja, reza, sube y se vuelve a acostar
Por tercera vez tocan a la puerta:
-Toc, toc, a rezar las Aves Maríaaaaaas.
Se levanta, se viste, baja, reza, sube y se acuesta.
Al rato...
-Toc, toc, a rezar los Misteriooooos.
El hombre, ya perdiendo la paciencia y de mala gana, se levanta, se viste, baja, reza, sube y se acuesta.
Cuando a la media hora...
-Toc, toc, Alabar al Señooooor.
A lo que contestó:
¡Vayan enjabonandolo ustedes que ya bajo yo!
- A rezar el Rosariooooo.
En eso se levanta, se viste, baja, reza, sube y se vuelve a acostar.
A las dos horas:
-Toc, toc, a rezar el Padre Nuestroooooo
Se levanta, se viste, baja, reza, sube y se vuelve a acostar
Por tercera vez tocan a la puerta:
-Toc, toc, a rezar las Aves Maríaaaaaas.
Se levanta, se viste, baja, reza, sube y se acuesta.
Al rato...
-Toc, toc, a rezar los Misteriooooos.
El hombre, ya perdiendo la paciencia y de mala gana, se levanta, se viste, baja, reza, sube y se acuesta.
Cuando a la media hora...
-Toc, toc, Alabar al Señooooor.
A lo que contestó:
¡Vayan enjabonandolo ustedes que ya bajo yo!