Estaba Mariano Rajoy en el aeropuerto de la Coruña, esperando coger un avión para Madrid, cuando de repente se le hacerca uno y le dice:
¡Oiga! usted es Rajoy ¡Qué alegria me ha dado al verle! Yo me llamo Pepe y tengo mucho gusto en conocerle en persona. Es que soy un admirador suyo y del PP de toda la vida. Precisamente estoy con unos amigos tomando un café en el bar. ¿Podría usted pasar por allí un momento y me saluda y pregunta por la familia para que se vea que somos amigos y así quedo yo muy bién? Será solo unos segundos y yo se lo agradezco en el alma.
¡Claro que sí, eso está hecho! contesta Don Rajoy.
Pepe se vá y al cabo de un minuto Mariano se levanta, se vá al bar y haciendose el encontradizo se dirige hacia la mesa de Pepe y sus amigos. Sonriendo y con los brazos abiertos... ¡Hombre Pepe! ¿Qué tal? ¡Cuanto tiempo sin verte! Dime ¿Qué tal tu esposa y tus rapaces?
Pero hombre, Mariano tio ¿Nó ves que estoy reunido? Anda, dejamé, ya hablaremos otro día.
¡Oiga! usted es Rajoy ¡Qué alegria me ha dado al verle! Yo me llamo Pepe y tengo mucho gusto en conocerle en persona. Es que soy un admirador suyo y del PP de toda la vida. Precisamente estoy con unos amigos tomando un café en el bar. ¿Podría usted pasar por allí un momento y me saluda y pregunta por la familia para que se vea que somos amigos y así quedo yo muy bién? Será solo unos segundos y yo se lo agradezco en el alma.
¡Claro que sí, eso está hecho! contesta Don Rajoy.
Pepe se vá y al cabo de un minuto Mariano se levanta, se vá al bar y haciendose el encontradizo se dirige hacia la mesa de Pepe y sus amigos. Sonriendo y con los brazos abiertos... ¡Hombre Pepe! ¿Qué tal? ¡Cuanto tiempo sin verte! Dime ¿Qué tal tu esposa y tus rapaces?
Pero hombre, Mariano tio ¿Nó ves que estoy reunido? Anda, dejamé, ya hablaremos otro día.