Historia de la imagen de Ntra. Sra. de Guía
Una leyenda cuenta que un pastor encontró la imagen en el hueco de una encina cuyas bellotas tienen la cáscara labrada con algo parecido a la imagen. (Esta encina se encuentra como a 1 kilómetro de la ermita).
En Alcaracejos se cuenta la leyenda de que un pastor la encontró en un hueco de una fuentecilla próxima a la ermita y creyéndola una muñeca, la echó en el zurrón para dársela a su hija. Llegado a la casa, pensó haberla perdido pues en el zurrón no estaba. Al siguiente día volvió a encontrarla en el mismo lugar y ocurrió lo mismo que el día anterior por lo que como cosa rara, dio cuenta a las autoridades que le aconsejaron preguntase en caso de volverla a encontrar. Volvió a encontrarla y tras preguntar le respondió que quería ser venerada en la colina por lo que se le construyó la ermita. Por Hinojosa y Villanueva del Duque se cuenta otra leyenda: volvían unos caballeros cristianos, de una incursión guerrera contra los moros. Eran de la comarca y portaban la imagen que los había guiado hasta el lugar aquel. Cada uno se fue para su pueblo uno a Dos Torres, otro Alcaracejos y otro a Hinojosa, acordando antes el volver a la colina donde se separaron y levantar una ermita en honor de la imagen. La imagen que se venera actualmente no es la primitiva, pues ésta se perdió por los días en que comenzó la guerra civil del 1936. Se encontraba la imagen, según su turno, en Hinojosa y ante el cariz de los acontecimientos, se cree que un cofrade, de allí, la guardó para que no fuera profanada. El tal cofrade murió en la contienda sin haber comunicado el escondite, por lo que no se sabe aún donde está.
La primitiva imagen, según testigos como D. José Fernández Tena (Pepe el Sacristán) falleció en Villanueva de Córdoba donde desempeñaba su oficio, era de bronce y de las mismas características de la actual. Tenía unas "rozaduras en la nariz y unas argollas en la espalda donde se piensa podían ir las riendas o guías del caballo en el que posiblemente fuera adaptada al igual que las llevaban algunos personajes de la reconquista como "Socia Belli" (compañera en la batallas). Fernando Tercero el Santo era portador de una imagen de estas características.
En el año 1939, tras terminar la guerra civil, D. José Elías Sánchez Jurado, párroco de Villanueva del Duque, se enteró de que una familia de Hinojosa, apodada de los pintores (buenos artesanos), tenían una imagen de la Virgen de Guía y les propuso comprársela. De los tres hermanos: Francisco Pedro e Ignacio Gómez Gil, este último que aún vive, fue el que tallo la imagen en tiempo de la república y fijándose de la primitiva cuando tenia su turno en Hinojosa. Hizo una reproducción lo más exacta posible en forma y tamaño, siendo la imagen de 25 centímetros de altura y tallada en madera de pino.
La imagen fue adquirida por el párroco de Villanueva del Duque por 100 pesetas y la mandó a Córdoba, al escultor Díaz Peno que la doró y la pintó quedando como se encuentra actualmente.
Una leyenda cuenta que un pastor encontró la imagen en el hueco de una encina cuyas bellotas tienen la cáscara labrada con algo parecido a la imagen. (Esta encina se encuentra como a 1 kilómetro de la ermita).
En Alcaracejos se cuenta la leyenda de que un pastor la encontró en un hueco de una fuentecilla próxima a la ermita y creyéndola una muñeca, la echó en el zurrón para dársela a su hija. Llegado a la casa, pensó haberla perdido pues en el zurrón no estaba. Al siguiente día volvió a encontrarla en el mismo lugar y ocurrió lo mismo que el día anterior por lo que como cosa rara, dio cuenta a las autoridades que le aconsejaron preguntase en caso de volverla a encontrar. Volvió a encontrarla y tras preguntar le respondió que quería ser venerada en la colina por lo que se le construyó la ermita. Por Hinojosa y Villanueva del Duque se cuenta otra leyenda: volvían unos caballeros cristianos, de una incursión guerrera contra los moros. Eran de la comarca y portaban la imagen que los había guiado hasta el lugar aquel. Cada uno se fue para su pueblo uno a Dos Torres, otro Alcaracejos y otro a Hinojosa, acordando antes el volver a la colina donde se separaron y levantar una ermita en honor de la imagen. La imagen que se venera actualmente no es la primitiva, pues ésta se perdió por los días en que comenzó la guerra civil del 1936. Se encontraba la imagen, según su turno, en Hinojosa y ante el cariz de los acontecimientos, se cree que un cofrade, de allí, la guardó para que no fuera profanada. El tal cofrade murió en la contienda sin haber comunicado el escondite, por lo que no se sabe aún donde está.
La primitiva imagen, según testigos como D. José Fernández Tena (Pepe el Sacristán) falleció en Villanueva de Córdoba donde desempeñaba su oficio, era de bronce y de las mismas características de la actual. Tenía unas "rozaduras en la nariz y unas argollas en la espalda donde se piensa podían ir las riendas o guías del caballo en el que posiblemente fuera adaptada al igual que las llevaban algunos personajes de la reconquista como "Socia Belli" (compañera en la batallas). Fernando Tercero el Santo era portador de una imagen de estas características.
En el año 1939, tras terminar la guerra civil, D. José Elías Sánchez Jurado, párroco de Villanueva del Duque, se enteró de que una familia de Hinojosa, apodada de los pintores (buenos artesanos), tenían una imagen de la Virgen de Guía y les propuso comprársela. De los tres hermanos: Francisco Pedro e Ignacio Gómez Gil, este último que aún vive, fue el que tallo la imagen en tiempo de la república y fijándose de la primitiva cuando tenia su turno en Hinojosa. Hizo una reproducción lo más exacta posible en forma y tamaño, siendo la imagen de 25 centímetros de altura y tallada en madera de pino.
La imagen fue adquirida por el párroco de Villanueva del Duque por 100 pesetas y la mandó a Córdoba, al escultor Díaz Peno que la doró y la pintó quedando como se encuentra actualmente.