Aquí con el cantaro en la cabeza, venía yo de por agua del Pilar y al ir a entrar por San Sebastian, primero me encontré al loro de Mari Carmen que venía bién cargao y me lo quité de encima echándole agua y pa colmo al llegar a la PLaza del Barrio, a la altura de la calle La limosna, vá y me sale el ladrón que venía todavía más cargao de armamento que el loro y tuve que vaciar el cántaro pa refrescarlo y así callaita pa nó decir ná que viniera mal, vá y me llega ya cerca de la Plaza de Colón un pastor y me propone volver con él hasta la Ermita para el funeral de un perro muerto.... ¡Qué horror, ya no vuelvo a por agua!