Estaba mi primo Cipriano que iba con prisas, dando vueltas y más vueltas a la la Plaza, intentando desesperadamente aparcar el coche.
Da una vuelta, espera, va un poco más lejos, espera, da otra vuelta...
Nada...
Tirandise de los cuatro pelos que tiene, levanta la vista al cielo y dice:
"Señor, si me encuentras un hueco para aparcar te prometo rezar de vez en cuando, ir a misa todos los domingos, ayunar en esta cuaresma y también iré en todas las procesiones de Semana Santa.
Entonces, de forma milagrosa, queda libre un hueco justo delante de su coche.
Cipriano emocionado, mira al cielo y dice:
" ¡Señor! ¡No busques más que ya he encontrado yo uno!"
Da una vuelta, espera, va un poco más lejos, espera, da otra vuelta...
Nada...
Tirandise de los cuatro pelos que tiene, levanta la vista al cielo y dice:
"Señor, si me encuentras un hueco para aparcar te prometo rezar de vez en cuando, ir a misa todos los domingos, ayunar en esta cuaresma y también iré en todas las procesiones de Semana Santa.
Entonces, de forma milagrosa, queda libre un hueco justo delante de su coche.
Cipriano emocionado, mira al cielo y dice:
" ¡Señor! ¡No busques más que ya he encontrado yo uno!"