Un señor ya maduro le pregunta a una la chica de
exuberantes atractivos:
¡Perdone, señorita ¡¿le gusta a usted la primavera?
Sí me gusta MUCHO.
¡Qué bueno! se alegra el carcamal. ¡Yo tengo ochenta!
exuberantes atractivos:
¡Perdone, señorita ¡¿le gusta a usted la primavera?
Sí me gusta MUCHO.
¡Qué bueno! se alegra el carcamal. ¡Yo tengo ochenta!