AHORA MISMITO POR PASAR EL RATO, NOS ENTRETENDREMOS CON ESTE RELATO...
Media tarde en el AVE Madrid-Barcelona. Van sentados un hombre de unos 50 años, pequeño, nervioso y mal vestido y frente a él, un caballero legionario.
De pronto, suena un aviso por megafonía:
"Atención señores viajeros, por motivos técnicos, no podremos realizar parada en Zaragoza, rogamos disculpen las molestias."
Al oir esto, el hombrecillo se queda pálido y rompe a llorar. El legionario, preocupado, le pregunta:
- ¿Por qué llora? Supongo que nos lo compensarán de alguna manera...
¡Ay! verá usted, es que para mí no hay compensación que valga. Llevo en paro diez años, me van a embargar el piso y me he gastado todos mis ahorros en este billete. Porque ayer me llamaron para firmar en Zaragoza un contrato con una multinacional inglesa. La cita es dentro de una hora y esa gente no soporta a los impuntuales. ¡Perderé mi última oportunidad!
¡Bueno, tranquilo. POR MIS COJONES Y POR LA LEGIÓN QUE BAJA USTED EN ZARAGOZA! Vamos a hacer lo siguiente: Cuando estemos llegando a esa estación, yo lo agarro por la cabeza, lo saco por la ventana y usted se pone a correr en aire. Luego lo suelto y así, al ir corriendo, no se hace daño al tocar el suelo y se baja del tren ¿Qué le parece?
¡Estupendo! Haré lo que sea por ese trabajo. ¡Muchas gracias!
Total que hacen lo acordado y, veinte minutos después de pasar por Zaragoza, al legionario le entran ganas de orinar y va al WC...
¡Tremenda fue su sorpresa al encontrarse allí al otro, acurrucado en una esquina y llorando!
Pero... ¿Qué hace usted aquí? ¡Si yo lo dejé en Zaragoza!
- Ya... snifff... y no sabe lo mucho que se lo agradezco, pero es que ocho vagones más atrás viajaba un compañero suyo que, al verme correr por el andén, sacó el brazo por la ventanilla gritando:
" ¡POR MIS COJONES Y POR LA LEGIÓN QUE NO PIERDE USTED EL TREN!".... Y ya vé usted, aquí estoy.
Media tarde en el AVE Madrid-Barcelona. Van sentados un hombre de unos 50 años, pequeño, nervioso y mal vestido y frente a él, un caballero legionario.
De pronto, suena un aviso por megafonía:
"Atención señores viajeros, por motivos técnicos, no podremos realizar parada en Zaragoza, rogamos disculpen las molestias."
Al oir esto, el hombrecillo se queda pálido y rompe a llorar. El legionario, preocupado, le pregunta:
- ¿Por qué llora? Supongo que nos lo compensarán de alguna manera...
¡Ay! verá usted, es que para mí no hay compensación que valga. Llevo en paro diez años, me van a embargar el piso y me he gastado todos mis ahorros en este billete. Porque ayer me llamaron para firmar en Zaragoza un contrato con una multinacional inglesa. La cita es dentro de una hora y esa gente no soporta a los impuntuales. ¡Perderé mi última oportunidad!
¡Bueno, tranquilo. POR MIS COJONES Y POR LA LEGIÓN QUE BAJA USTED EN ZARAGOZA! Vamos a hacer lo siguiente: Cuando estemos llegando a esa estación, yo lo agarro por la cabeza, lo saco por la ventana y usted se pone a correr en aire. Luego lo suelto y así, al ir corriendo, no se hace daño al tocar el suelo y se baja del tren ¿Qué le parece?
¡Estupendo! Haré lo que sea por ese trabajo. ¡Muchas gracias!
Total que hacen lo acordado y, veinte minutos después de pasar por Zaragoza, al legionario le entran ganas de orinar y va al WC...
¡Tremenda fue su sorpresa al encontrarse allí al otro, acurrucado en una esquina y llorando!
Pero... ¿Qué hace usted aquí? ¡Si yo lo dejé en Zaragoza!
- Ya... snifff... y no sabe lo mucho que se lo agradezco, pero es que ocho vagones más atrás viajaba un compañero suyo que, al verme correr por el andén, sacó el brazo por la ventanilla gritando:
" ¡POR MIS COJONES Y POR LA LEGIÓN QUE NO PIERDE USTED EL TREN!".... Y ya vé usted, aquí estoy.