No no lo quites:
En la huerta de un convento de monjas y colegio de educandas, había unos cuantos perales que estaban cargados de exquisita fruta.
Siempre que podían las novicias, cuando el viejo hortelano se descuidaba y no las vigilaba, iban a los perales y se comían las peras.
Enojada la madre abadesa, las reprendió calificando de hurto, y, por consiguiente, de acción muy fea lo que habían hecho.
La más desenfadada y picotera de las novicias se atrevió a responder entonces:
-Pues no será tan malo eso de quitar peras, cuando en la iglesia cantamos casi de diario: "qui temperas..."
-Es cierto, replicó la madre abadesa, pero también añade el sagrado texto "rerum vices", raras veces.
En la huerta de un convento de monjas y colegio de educandas, había unos cuantos perales que estaban cargados de exquisita fruta.
Siempre que podían las novicias, cuando el viejo hortelano se descuidaba y no las vigilaba, iban a los perales y se comían las peras.
Enojada la madre abadesa, las reprendió calificando de hurto, y, por consiguiente, de acción muy fea lo que habían hecho.
La más desenfadada y picotera de las novicias se atrevió a responder entonces:
-Pues no será tan malo eso de quitar peras, cuando en la iglesia cantamos casi de diario: "qui temperas..."
-Es cierto, replicó la madre abadesa, pero también añade el sagrado texto "rerum vices", raras veces.