El turrón no es lo mio, pero sí el calabazate. A mí no me gusta lo dulce, pero no sé porque motivo o cabezoneria mia, cuando entraba a la feria por la Corredera, mi madre siempre me tenía que comprar un trozo y al salir otro y un día me dijo que nó al de la salida y me llevaron llorando a gritos hasta mi casa. ¡Vaya que sí un niño de los mios me lo hace así! no se lo hubiera consentido, lo del llorar, claro está; le hubiera tenido que comprar el calabazate.