
Aunque creo recordar que el abuelo a veces, me hablaba de halcones que atacaban a los pollos que iban con la llueca alrededor del cortijo. También las primillas y el águila real. En aquel tiempo abundaban todos ellos. Para mi, eran seres poderosos y fuertes. Por la noche, cuándo cerraban las puertas del cortijo, me sentía dichoso, porque fuera quedaban esas realidades y todos esos miedos y nosotros quedábamos cerrados al mundo, hasta que amanecía. Era una manera infantil de ver las cosas. Cuándo ... (ver texto completo)
Recuerdo que en los últimos meses que pase en el cortijo, nada era como tenia que ser. Me sentía nervioso, extraño, expectante, acompañado todos los días por las suaves y melancólicas lluvias del otoño. Esperando un destino incierto. Lo cotidiano se hacia aburrido, vacío, alertando todos los sentidos hacia lo que había fuera, hasta que de golpe percibí que se había acabado la infancia. Y comenzaba un ciclo nuevo, en el que la inseguridad y a la vez la madurez y la libertad del alma, comenzaban su ... (ver texto completo)