! Pero Teresa! tu te crees que yo soy un chiquillo, y trabajando desde los 16 años.
Las damas teneis una ventaja con respecto a los hombres y es que hos dais una mano de esos botecitos que llevais en el bolso y se tapan todos los desperfectos que causa el tiempo.
Aparte te digo que los 50 y tantos es una edad fabulosa, se viene de buelta de muchas cosas, la experiencias de la vida, la tranquilidad y no las locuras de la juventud, Hay un refran que dice, (El buey solo bien se lame). Aveces se echa
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Román, a eso que tú llamas "botecitos" mi madre le llama "brochilla", cuando le dicen que está muy guapa (la verdad es que lo está para su edad), ella responde: ¡Ay, si no fuera por la "brochilla"..., esa hace milagros! Claro, nosotras camuflamos mejor los defectos... Pero a los cincuenta y muchos, es verdad, estamos de vuelta de muchas cosas, acumulamos muchas experiencias, etc., pero también acarreamos enfermedades, arrugas, cansancio,... Eso que tú llamas tranquilidad, yo le llamo pasotismo, porque a estas alturas casi todo nos da igual, ¡total, para lo que nos queda...! (me ha salido la vena pesimista, pero es que el panorama que se nos presenta a diario... ¡no da para más!
Creo que ya recuerdo la librería, pero allí también vendían juguetes ¿no?, me parece recordar el escaparate con juguetes. A esa edad ¿que podía interesar más que los juguetes? Efectivamente, yo compraba muy pocas gomas de borrar porque mis padres eran muy tunos y en Reyes nos dejaban a los pies de la cama un jueguete (generalmente a mí me caía una muñeca) y muchas cosas más de "relleno": caramelos, un plumier, una cajita de lápices de colores Alpino, lápices, gomas, sacapuntas, cuadernos, etc..., así nos parecían muy generosos los Reyes porque había muchas cosas y ¡quedábamos surtidos de material escolar para todo el año!, así que poco tenía que comprar en la librería...
¡Hasta otro ratito!
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