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LAS LAGUNILLAS: Tribulaciones y anécdotas en el cortijo, hubieron muchas....

Tribulaciones y anécdotas en el cortijo, hubieron muchas. Pero ninguna como la del tío abuelo y el macho cabrío. Acaeció que el animal, estaba sobreexcitado por el celo de 2 de las cabras de su rebaño, y no siendo el momento de la monta, hubieron de atarlo a una argolla en el corral. En eso, que el tío abuelo, salió a aliviarse, tras una cena copiosa de salmorejo, gallina en pepitoria, torreznos y melón, para celebrar su llegada. Sin darse cuenta y debido a la oscuridad, que no permitía apreciar mucho las distancias, se puso en cuclillas, al alcance del bicho, y este, que casi sin luz, parecía un toro, se le vino encima, brutalmente, intentando montarlo. Para evitar males mayores, el tío abuelo se tendió cuán largo era, y lo hizo sobre un charco de mierda, tierra y orines. Según la abuela, necesitó 4 barreños de agua y una pastilla de jabón de sosa, para quedar aceptablemente limpio, aunque durante un tiempo, su presencia, iba asociada a un tufillo a berrendo, espeso y perseverante. El animal, al que llamaremos Pichurríno, aun tuvo otro percance con el cura, en una de sus visitas. Sabedor este, de lo ocurrido al tío abuelo, quiso ver al macho cabrío, saliendo al corral, con tan mala suerte que esta vez no estaba atado, y al pasar la mano por la cabeza de una cabra, llamándola "criaturilla de Dios", el bicho se arrancó, dándole un topetazo tremendo el brazo y la mano, del que estuvo varios meses con secuelas. Pichurrino se convirtió casi en objeto de culto, para las comadres que frecuentaban a la abuela, y rogaban a Pomba Gira, que les diera a sus maridos la fortaleza y el ímpetu del macho cabrío.