LAS LAGUNILLAS: Era tiempo de siembra y el abuelo me llevó un día con...

Era tiempo de siembra y el abuelo me llevó un día con él. Al estar la yegua coja y las mulas arando, subimos a lomos de un borrico de mucha alzada y muy mala leche, al decir del abuelo, haciendo el andar intranquilo y lleno de zozobras, debido a la tozudez del asno, que se negaba a todo; finalmente, el abuelo sacó su mejor versión de encantador de burros, y con 2 algarrobas y muchas zalamerías "ellos, en el fondo, muy en el fondo, son como niños" decía rascándole el lomo, y lo encaminó al lugar de la siembra, sin que hubieren más aflicciones. Alrededor de una gran candela, con trabajadores y titos, dimos cuenta de una sartén de migas con chorizo y torreznos, de la que apenas si cupe a 5 cucharadas, -no comas más migas que te empachas- decía el abuelo. Y también pillé medio chorizo y 1 torrezno. En acabando las migas, comenzaron a fumar y a holgarse con una garrafílla de aguardiente, dándole muchos y gozosos tientos. Y luego empezaron a abrir surcos, a tirar estiércol, a sembrar las semillas a taparlas co0n la tierra...; así hasta la tarde. el abuelo tosía fumando cigarros trompeteros de caldo gallina, para quitarse los sofocos echaba mano de la garrafilla, siendo fe suya, que lo curaba todo. Pero seguía sin reconocer su dura vida de desgaste no compensado en el cortijo, como decía el tío abuelo. "Y eso no lo cura la garrafilla". Y discutían largo rato; eran discusiones llenas de sentencias, palabras amargas e ideas opuestas. El abuelo defendía sólidamente sus pensares. Inamovibles para el. El tío abuelo, con mucho humor, trataba de hacer mella en aquello0s principios y terminaba cabreando al abuelo. El resto, callábamos, aprendíamos y mirábamos.