Recuerdo que de pequeña, mientras jugábamos a pillapilla alrededor de esta fuente, sentí por vez primera que la visión que tuve de la ermita y de la fuente, ya la había vivido con anterioridad. No sé cómo se llama esta enfermedad de la memoria a la que algunos catlogan como reminiscencias de reencarnaciones anteriores o algo así.
Una luqueña.
Una luqueña.