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MONTILLA

Habitantes: 23.752  Altitud: 371 m.  Gentilicio: Montillano/a 
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Situación:

Se enmarca su término municipal en la Campiña Alta, localizándose el núcleo de población aproximadamente en el centro del mismo. Es Montilla cabecera de comarca, por lo que se suele hablar de la subcomarca "Campiña de Montilla".
Se sitúa en la comarca de la Campiña Sur Cordobesa y es cabeza de partido judicial.
Sus coordenadas geográficas son 37° 35′ N 4° 38′ O y se levanta a una altitud de 371 msnm, en pleno centro geográfico de Andalucía y a unos 45 km al sur de Córdoba, 115 al norte de Málaga y 130 al oeste de Sevilla.

Cuenta Montilla con dos de los parques más antiguos de la provincia, el de Cervantes, iniciado en 1817, marcaba el final del casco urbano con unos arcos de estilo neomudéjar que fueron derribados en 1962, y el paseo de Las Mercedes, construido en 1853 y localizado al Oeste del núcleo de población en la parte más nueva del mismo. El desvío de la carretera N-331 le ha restado peligrosidad a la travesía, zona de expansión urbana. En el otro extremo del casco, al Oeste, el crecimiento se ve contenido por la existencia del ferrocarril Córdoba-Málaga.

La abundancia de calizas y areniscas hace que sus tierras sean más propicias para el olivar y el viñedo que para los cereales. Este pueblo es sobradamente conocido por sus vinos, para los cuales se ha obtenido la Denominación de Origen Montilla-Moriles. Sin embargo esta importante dedicación al viñedo tiene mayor repercusión económica en la industria agroalimentaria que en la propia producción en sí. El sector económico más fuerte corresponde a los servicios, centralizando Montilla las actividades comerciales y funciones administrativas para los pueblos de su entorno. Tras el sector terciario le sigue en importancia el secundario (construcción e industria agroalimentaria) y por último el sector primario.

La población contaba con 23.464 habitantes en 1995, cifra muy cercana a los 24.002 vecinos que protagonizaron el máximo histórico de 1950, mermado posteriormente tras el éxodo rural. El poblamiento se concentra en el casco urbano y hasta el año 1995 también en la aldea de Santa Cruz, ubicada en el kilómetro 297 de la N-432 Badajoz-Granada. Actualmente pertenece al término municipal de Córdoba.

Ayuntamiento:

Alcalde Federico Cabello de Alba Hernández (PP)

Ayuntamiento
C/ Puerta de Aguilar, 10
957 65 01 50

Partido Votos Porcentaje Concejales
PSOE 4.077 30,93 % 7
IU-LV-CA 3.930 29.81 % 7
PP 3.825 29,02 % 6
PA 1.096 8,31 % 1

Monumentos:

La evolución urbana de la villa es la de un pueblo-fortaleza ubicado sobre un cerro testigo, por encima del caserío despuntan dos grandes edificios, el castillo y la iglesia mayor. La caracterización de pueblo-fortaleza es más difícil de percibir en la actualidad debido a la merma física del castillo así como a la ocupación que el pueblo ha experimentado hacia la llanura.

Iglesia y claustro del antiguo convento de San Agustín

Antiguo Convento de San Lorenzo
El patrimonio monumental religioso es muy rico y hace gala a la huella noble de su pasado histórico, pues Montilla fue sede de los señores de Aguilar y marqueses de Priego, que patrocinaron muchas construcciones. Es muy probable que fuera ésta la villa natal de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán. Entre los monumentos más destacables están la parroquia gótico-mudéjar de Santiago, dentro del recinto del castillo, es la principal de la población; también es del mismo estilo la parroquia de San Sebastián y la iglesia del convento de Santa Clara. El convento de San Agustín corresponde a la primera mitad del siglo XVI y actualmente es el hospital municipal.

La arquitectura civil cuenta también con numerosos ejemplos a destacar por su importancia, desde el palacio de los duques de Medinaceli, a espaldas de la antigua villa, hasta los graneros ducales del siglo XVIII levantados en el solar del antiguo castillo medieval, y por supuesto las distintas casas señoriales, de distinta cronología, que se localizan bajando del emplazamiento más alto del casco antiguo.

Especial mención merecen también la Casa del Inca, del siglo XVII, donde vivió Garcilaso de la Vega y cita obligada hoy para los turistas, la fachada del Ayuntamiento, del edificio del teatro Garnelo y del inmueble La Tercia.
Castillo
Iglesia de San Francisco Solano
Iglesia de Santiago Apóstol

Fiestas:

Semana Santa
Día del Vecino 22 de Abril
Fiesta de la Cruz 3 de Mayo
Feria del Santo 14 de Julio
Fiesta de la Vendimia Montilla-Moriles 1 de Septiembre

Costumbres:

El VINO de Montilla

Las tierras albarizas de Montilla son suelos de primera calidad en la obtención del vino. Junto a las altas temperaturas, han sido muy propicias para que haya arraigado la predominante variedad de cepa Pedro Ximénez, originaria del Rin, de donde se cuenta que fue traída por un soldado de los Tercios de Flandes llamado así, o Peter Siemens, en su versión germánica.

La crianza del vino de Montilla se realiza en botas de roble americano mediante el sistema de criaderas y soleras, consistente en ir mezclando parte de los vinos más nuevos, situados en los niveles superiores, con los más viejos, de las filas inferiores, dejando para el consumo los que están sobre el suelo o soleras.

El vino fino es el más extendido, de color amarillento pálido, aroma punzante, seco y levemente amargoso, con un contenido alcohólico de unos 14º, los cuales se consiguen excepcionalmente en estas tierras de forma natural, sin añadidos. El amontillado es un vino generoso, de color oro viejo, de aroma intenso, seco, suave y lleno al paladar, con una graduación alcohólica de entre 16º y 22º. El oloroso es un vino generoso de color caoba oscuro, aromático, con mucho cuerpo, lleno y aterciopelado, seco o ligeramente abocado y enérgico, de graduación entre los 16º y 18º. El Pedro Ximénez es un dulce natural, de color rubí oscuro, obtenido a partir del mosto de uva soleada de la variedad del mismo nombre, que se somete a fermentación alcohólica parcial.

Recientemente se vienen comercializando los vinos jóvenes, que son más ligeros –entre 10º 12º– y afrutados, elaborados con otras variedades de cepa, y también los vinos de tinaja, frescos, sin pasar por el contacto de la madera ni otros tratamientos. Es un hecho novedoso en Montilla la elaboración de vinos tintos, de los que se está consiguiendo cada año mayor calidad e implantación.

Gastronomía
La privilegiada situación geográfica de Montilla le ha permitido contar siempre con variados y frescos productos, como los pescados de Málaga, carnes de la sierra y verduras de las huertas que, realzados con los diferentes vinos de la tierra, han dado lugar a muy personales recetas, como son las alcachofas a la montillana y los riñones al Montilla.

Como primeros platos fríos cuya base es la verdura, son típicos el salmorejo, al que se suele añadir como guarnición sardinas o boquerones fritos, y el gazpacho blanco, hecho con ajo y huevo. Entre el pescado, el bacalao se suele añadir a la naranja picada, que se hace además con cebolla y huevo duro, y al potaje de garbanzos, muy propio de Semana Santa. El crispín es una croqueta alargada, hecha a base de merluza y patatas, que se sirve con dos salsas, mayonesa y de tomate.

De carnes, son típicos los flamenquines, filetes enrollados de cerdo con jamón serrano dentro, y las carnes adobadas.

Un apartado especial merecen los dulces. Hechos con el zumo de la uva están las gachas de mosto, al que se le añade almendras y harina, y el arrope, mosto hervido hasta que se queda muy reducido. Son típicos los dulces que se elaboran alrededor de las distintas festividades del año, como las tortillas de Pascua, gachas de los Santos, borrachuelos y pestiños por Semana Santa e incluso las castañas y nueces son tradicionales comerlas por el día de la Aurora. Mención especial habría que hacer de los afamados alfajores de almendra y pastelones de cabello de ángel y hojaldre de la centenaria confitería montillana de Manuel Aguilar.

Historia:

Antigüedad y Edad Media
Desde el Paleolítico Inferior se conocen restos de ocupación humana en Montilla, como lo atestiguan los útiles sobre lasca y los bifaces encontrados. Posteriormente han aparecido raederas, raspadores y buriles, del Paleolítico Medio, algo de cerámica del Calcolítico y de sepulturas del Campaniforme.

La presencia de restos arqueológicos, como una estatua de Diana cazadora o de vías romanas, hacen pensar en que hubiera un núcleo hispano-romano. Montilla fue donde se ubica Munda en que Julio César y los republicanos librasen la célebre batalla (45 a. C.). Su proximidad a la vía de Corduba a Malaca y otras secundarias dan testimonios de que el lugar estaba habitado y había una intensa actividad agrícola. De fecha anterior a éstos, son los restos de poblamientos tartésicos e iberos hallados en el recinto del castillo.

De la época musulmana se conservan escasos datos. Aparentemente, la zona estuvo poco poblada y lindaba con las coras de Cabra y Córdoba.

Poco se conoce de Montilla durante la primera época de la Edad Media, incluyendo su propio origen, hasta su incorporación a la corona castellano-leonesa entre febrero de 1240 y marzo de 1241, durante la segunda estancia de Fernando III de Castilla en Córdoba. En estos años comenzó el repoblamiento con familias provenientes de León. En 1257 pasó a depender de Gonzalo Yáñez Dovinal, a quien Alfonso X el Sabio concedió en señorío la villa y castillo de Aguilar, del que dependería Montilla hasta 1343, fecha en que se extinguió el linaje de la Casa de Aguilar.

La titularidad de estas tierras cambiaría en varias ocasiones, hasta que en 1371, Enrique II de Castilla la concede a Lope Gutiérrez, alcalde mayor de Córdoba, junto con la independencia y el título de villa. Fue en esta fecha cuando sustituyó a Aguilar de la Frontera como sede del señorío de ese nombre. Lope Gutiérrez, por su parte, la entregó en 1375 a Gonzalo Fernández de Córdoba, a cambio de sus diversos bienes en Guadalcázar.

La noticia más antigua que aparece de Montilla es en 1333, y hace referencia al castillo y a su nombre. Diez años después se menciona la población, consolidada totalmente, pero hasta 1371 no adquiere término municipal independiente de Aguilar y obtener el título de villa, reforzando su población y configurando su territorio a lo largo del siglo XV mediante pleitos por los límites con los concejos colindantes de Cabra, La Rambla, Castro del Río, Montemayor y Espejo.

Siglos XVI, XVII y XVIII
Bajo los Fernández de Córdoba, Montilla se convertirá en el centro del señorío de Aguilar, suplantando incluso a esta villa, y se preparará para su desarrollo económico del siglo XVI. Durante la segunda mitad del siglo XV experimentó un importante crecimiento demográfico, alcanzando los 1.166 vecinos en 1530, por lo que, después de Priego, a la que termina por suplantar, era la villa más poblada del marquesado de este nombre. Existen testimonios de aquella época sobre el castillo, cuyo origen parece remontarse a épocas anteriores a la Baja Edad Media, y aunque apenas se conservan restos, ya que fue demolido por orden Fernando el Católico en 1508 como ejemplar castigo impuesto al titular de la Casa de Aguilar (ya entonces primer marqués de Priego) y aviso al resto de la nobleza andaluza. Las noticias antiguas nos informan acerca de su suntuosidad y celebridad.

Montilla desde Espejo, de Lorenzo Marqués (1990, plumilla) En el siglo XVI el fuerte crecimiento demográfico y el auge económico influyen en la ampliación del perímetro urbano y en la remodelación arquitectónica de la parroquia de Santiago y creación de la totalidad de fundaciones conventuales: franciscanos en 1512, agustinos en 1519, clarisas en 1525, jesuitas en 1558, y concepcionistas en 1594.

En 1630, Felipe IV de España le concede el título de ciudad. Por aquella época los derechos señoriales suponen grandes beneficios para éstos y no pocos conflictos para con los vasallos. Hasta 1711 no se reconoce el derecho de los vecinos para erigir libremente hornos y molinos. Dentro de aquel marco, el concejo municipal cumple funciones de gobierno, justicia y regimiento de la villa, para lo que dispone de ingresos devengados por el arrendamiento de sus propios.

El siglo XVII está ligado a un estancamiento y regresión de la economía, epidemia de peste, falta de cosechas y hambre. Esto no frena el vigor religioso, sino que se intensifica con la fundación del hospital de San Juan de Dios en 1664 y el reconocimiento público del patronazgo de San Francisco Solano en 1647, casi ochenta años antes de su canonización en 1726.

El siglo XVIII supone una recuperación demográfica, sin cambios sustanciales en la estructura social, encabezada por los marqueses de Priego (duques de Medinaceli desde 1711), seguida de algunas familias nobles, clero, campesinos y artesanos de los más variados gremios. El 1 de abril de 1767 se expulsa a los jesuitas y el 24 de agosto de 1779 se funda la primera Sociedad Económica de Amigos del País.

El siglo XIX fue tumultuoso. Se vivieron diversos enfrentamientos, ya fuera contra los franceses en la Guerra de Independencia o entre absolutistas y liberales, a lo que se deben añadir la grave epidemia de 1855 y las revueltas contra Isabel II de España.

La revolución de 1868 representó un etapa de gran agitación política, puesto que en Montilla existían grupos de demócratas organizados. El amaño de las elecciones por parte de la burguesía local creó un ambiente de gran tensión social que dieron lugar a los graves sucesos de 1873, al conocerse la proclamación de la I República, en que estalló un motín popular, asalto e incendio de casas de varias autoridades municipales, con el asesinato de uno de los hombres más ricos al intentar huir. Desde este momento Montilla fue un importante núcleo republicano, con un claro reflejo de esta tendencia en las elecciones municipales.

Siglos XIX, XX y XXI
Los principios del siglo XX se caracterizaron por la enraización de estas ideas republicanas y socialistas, éstas de la mano de las doctrinas difundidas por el médico Francisco Palop Segovia, así como por la multiplicación de las organizaciones obreras y el anticlericalismo.

Los socialistas obtuvieron la mayoría en las elecciones de 1920, en continuo enfrentamiento con el sindicato católico, que estaba dirigido por el conde de la Cortina. Durante los años de la dictadura de Miguel Primo de Rivera (1923-1930), maduró y se expandió enormemente la industria vitivinícola de la ciudad.

En las elecciones generales de 1931 y 1933, los socialistas obtuvieron una mayoría aplastante y en 1936 el Frente Popular duplicó el número de votos de la derecha. Más tarde, la Guerra Civil Española pasó de puntillas por el pueblo, sin que se libraran combates de importancia, aunque muchos montillanos fueron encarcelados o fusilados tanto de un bando como de otro.

La posguerra fue especialmente dura, pero en los 60 se entró de lleno en el desarrollismo de la mano de la industria vitivinícola que situó a Montilla en los primeros lugares de la provincia. No obstante, el pueblo no se libró de la fiebre migratoria, siendo el principal destino de la inmigración Cataluña (Sant Joan Despí) y Alemania. Hoy día forma parte del triángulo de ciudades considerado motor de la economía cordobesa.
En 1630, Felipe IV de España le concede el título de ciudad. Por aquella época los derechos señoriales suponen grandes beneficios para éstos y no pocos conflictos para con los vasallos. Hasta 1711 no se reconoce el derecho de los vecinos para erigir libremente hornos y molinos. Dentro de aquel marco, el concejo municipal cumple funciones de gobierno, justicia y regimiento de la villa, para lo que dispone
de ingresos devengados por el arrendamiento de sus propios.
Históricamente destaca por ser cuna de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, nacido en 1453 en el castillo cuyas ruinas presiden la ciudad, propiedad de su padre, Pedro Fernández de Córdoba, Señor de Aguilar. En 1630, el Rey Felipe IV de España le concedió el título de ciudad a la localidad.

Turismo:

Patrimonio histórico-artístico

Edificios civiles
Alhorí del antiguo castillo de Montilla (s. XVI-XVIII)
Graneros construidos en 1728 y otros restos del castillo de los señores de Aguilar y marqueses de Priego. En el nació el Gran Capitán y fue derruido en 1508 por orden de Fernando el Católico como represalia. Futuro Museo Temático del Vino, yacimientos ibéricos (s. VIII a. C.)

Ayuntamiento y antigua iglesia del hospital de San Juan de Dios
Fachada de inspiración neoclásica, ocupa el edificio del antiguo convento-hospital de San Juan de Dios. Lugar aludido por Miguel de Cervantes en El coloquio de los perros (Novelas ejemplares, 1613). Iglesia de planta octogonal, hoy salón municipal de exposiciones.

Casa del Inca Garcilaso de la Vega (s. XVI)
Casa donde vivió y escribió parte de su obra el Inca Garcilaso de la Vega entre 1561 y 1591. Patio, biblioteca, despacho, lagareta y bodega. Alberga además la oficina de turismo.

Casa-oratorio de San Juan de Ávila (s. XVI)
Ermita y casa museo donde vivió, escribió y murió San Juan de Ávila. Conserva el aspecto original de una modesta vivienda de la época y la ermita-oratorio creada en 1547 por los marqueses de Priego. Reliquias, esculturas y pinturas de los siglos XVI, XVII y XVIII.

La Tercia (historicista, s. XX)
Edificio de viviendas erigido bajo los auspicios del séptimo Conde de la Cortina, Francisco Alvear y Gómez, en 1921. Se construyó sobre la antigua tercia, casa donde se depositaban los diezmos.

Teatro Garnelo (s. XX)
Teatro levantado en 1917. Relieves alegóricos en estuco. Restaurado en 1999 y en uso.

Palacio de los duques de Medinaceli (s. XVI)
Una vez demolido su palacio, los marqueses de Priego (y posteriormente duques de Medinaceli) levantaron este palacio en la parte baja del casco antiguo de la ciudad, en tradición aún manierista. Destacan la fachada principal y el arco de medio punto que comunica con el vecino convento de Santa Clara.

Palacio del conde de la Cortina
Bodegas Alvear
Casa de las Camachas
[editar] Edificios religiosos
Parroquia de Santiago (s. XVI, restaurada en el XVIII)
Ecce Homo de Juan de Mesa, el Mozo (s. XVII), San Francisco Solano de Pedro de Mena (s. XVII), Cristo de Zacatecas, crucificado traído desde México (s. XVI), lienzos de José Garnelo (s. XX).

Iglesia de la Encarnación o de los Jesuitas (neoclásica, s. XVIII)
Construida sobre el antiguo templo de un colegio jesuita fundado en 1552, se finalizó totalmente en 1944. Retablos e imaginería barroca y moderna. Sepulcros de San Juan de Ávila y de la casa nobiliaria de Aguilar.

Iglesia de San Sebastián (gótico-mudéjar, mediados de s. XVI)
Antigua ermita, es el templo más antiguo de Montilla y se levantó sobre el solar de una antigua ermita visigoda y posteriormente mezquita. Contiene interesantes imágenes, como una Virgen de la Consolación de hermanas Cueto, o las Cuetas, imagineras montillanas, y otra de la misma titularidad que según la tradición apareció en un horno de alfarero, y la que Isabel la Católica regaló su basquiña a su paso por el pueblo en 1491.

Parroquia de San Francisco Solano (neoclásica, s. XVII)
Monumento Histórico Artístico Nacional. Su construcción, atribuida a Melchor Aguirre, comenzó en 1681 sobre el solar de la casa natal de su titular, patrón de Montilla. En 1726, año de su canonización, se amplió la iglesia. Retablos de estilo barroco. Imagen de San Francisco Solano, traída desde Granada en 1689. Capilla de Ntra. Sra. de la Aurora, copatrona de Montilla. Imágenes importantes como la Virgen de la Soledad (de gran devoción) y Cristo de Medinaceli o Rescatao.

Convento de Santa Clara (s. XVI)
Monumento Histórico Artístico Nacional. Edificada por mandato del primer marqués de Priego. Portada gótico-plateresca y puerta con artesonado mudéjar. Retablo mayor churrigueresco (s. XVIII). En 1512 fundaba en Montilla el primer marqués de Priego, don Pedro Fernández de Córdoba, un convento de franciscanos, al igual que que hizo en otras villas de su estado. El establecimiento se edificó en las inmediaciones del palacio de dicha familia. A partir de 1525 pasó a convertirse en el convento de Santa Clara de la rama femenina de la orden, creado por María Jesús de Luna, hija de dicho marqués, tras concederle el oportuno permiso su hermana Catalina Fernández de Córdoba, como heredera del mayorazgo. En esas fechas se formó su iglesia, una hermosa muestra del gótico-mudéjar cordobés, que se ha atribuido a Hernán Ruiz I. Tiene nave y cabecera cuadrada con magníficos artesonados mudéjares, que en el presbiterio ofrece una disposición ochavada, salvándose las esquinas con especie de veneras rizadas. Igualmente magnífica es la portada gótico-renacentista, con evidentes relaciones con la obra del primero de los Hernán Ruiz. Entre pináculos, se abre en arco trilobulado con cardina gótica y una compleja tracería de arquillos cruzados, cuya exuberancia ha hecho pensar en el gótico manuelino. La parte de remate se ajusta mejor a un temprano plateresco, como se ve en el nicho de Santa Clara y en sus pilastrillas. Este convento está declarado Monumento Histórico Nacional y en su interior alberga importantes obras de arte. Es la joya de las iglesias de Montilla: arquitectónicamente, pictorimanente, escultoricamente... La colección de Niños Jesús, en sus distintas advocaciones, son una joya. Religiosamente dispone de una cantidad de reliquias sin parangón. Incluso tiene un Lignun Crucis. Las monjas de clausura elaboran exquisitos dulces que se pueden adquirir a través del torno conventual. Su fachada exterior junto al Arco de Santa Clara es uno de los más bellos rincones de Montilla.

Convento de Santa Ana (estilo toscano, s. XVI)
Su retablo mayor es uno de los conjuntos artísticos más importantes de Montilla. Numerosas obras pictóricas y escultóricas: Imagen de la Inmaculada (Pedro Roldán, s. XVII), Dolorosa (Duque Cornejo, s. XVIII).

Iglesia de San Luis (s. XVII)
Hoy día está adjunta a un establecimiento educativo, pero fue construida por los marqueses de Priego y duques de Medinaceli en 1655 para celebrar el nacimiento de su primer hijo varón. Destacan los detalles barrocos, los característicos blasones en yesería y el arte de cerrajería.

Iglesia de María Auxiliadora (neogótica, s. XX)
Es el templo del colegio salesiano de Montilla y su construcción comenzó en 1929.

Ermita del Santico (s. XIX)
Según la tradición, la ermita fue erigida en el mismo lugar en que San Francisco Solano se paraba a descansar cuando iba a la huerta de Las Minas a llevar comida a su padre, Mateo Sánchez Solano. Allí, El Santo solía distribuir comida entre los pobres. Fue levantada por el gremio de zapateros y curtidores.

Ermita de San José (s. XVI)
Perteneció en su origen al gremio de carpinteros.

Ermita de la Rosa (gótico-mudéjar, s. XVI-XVIII)
Destacan el retablo mayor rococó en madera policromada y el Cristo de la Columna del escultor sevillano Juan de Mesa, el Mozo, de 1601.

Iglesia y convento de San Agustín (s. XVI-XVII)
Iglesia de traza neoclásica (siglo XVII). Retablos e imágenes manieristas y barrocas. Patio central porticado que une la iglesia con el antiguo convento (s. XVI).

Ermita de Belén (s. XVII)
Ermita de la Paz (s. XVI)

Museos
Museo Histórico Local
Culturas ibérica, romana, musulmana y visigoda. Época cristiana y objetos de interés etnográfico.

Casa de las Aguas (palacete modernista, s. XIX)
Patio claustrado y fachada en tres plantas. Alberga el Museo Garnelo (la mayor colección de pinturas de José Garnelo y Alda) y la Fundación Biblioteca Manuel Ruiz Luque (más de 30.000 volúmenes y una de las mayores colecciones de historias locales de España).

Museo del Vino
Estará ubicado en los graneros del antiguo castillo de Montilla.

Lugares de interés
Yacimiento íbero
Paseo de la Rosa y La Corredera
Barrio y mirador de La Escuchuela
Llano de Palacio y Parque de Cervantes
Parque de las Mercedes (antiguamente de los Monos)
Arco del convento de San Lorenzo
Escuelas del Pescao
Piedra Luenga (afloramiento rocoso en las estribaciones de la Sierra de Montilla)
Rutas turísticas
Es famosa por la calidad de su uva Pedro Ximénez, de la que se elaboran los acreditados vinos de Montilla, y junto con la cercana Moriles y otras localidades cordobesas integra la comarca vitivinícola con Denominación de Origen Montilla-Moriles.