A MI HIJO MIGUEL ANGEL
Un día me preguntó mi hijo: Papá, ¿Cómo es Montoro? Y cogí un lápiz y con lágrimas en los ojos al mismo tiempo que se lo dibujaba se lo narraba y le dije: Montoro, es como una pincelada de colores en Sierra Morena, y por marco el verde de sus olivares que charolados por la lluvia semejan rizos espejantes perdidos en lontananza.
Sus horizontes parecen mejillas animadas por un ligero toque de púrpura despuntando sobre un campo de perlas en surcos graciosos perdiéndose en su talle. Lo rodea el río Guadalquivir, uno de los ríos que más sabe de historia y más culturas han conocido a lo largo de los siglos.
Montoro visto desde un avión parece una joya custodiada por una serpiente de plata sobre un paño de fieltro verde.
Montoro ha inspirado a poetas y pintores y con su luz y belleza lleva de sus manos los pinceles y los ha hecho famosos.
Sus casas pintadas con cal, y otras a piedra vista, parecen tiradas al azar formando un conjunto artístico esbelto y sólido y parece tan frágil, que sería preciso un milagro de la divinidad para colocar allí tanta belleza.
Sus calles son limpias, ¡tan limpias! que parecen crisoles de plata fundida, y en ellas se respira el geranio, el jazmín, los nardos y las rosas, y cuando llueve huelen a perfumada miel.
Tiene una bonita plaza cargada de historia y una torre que parece una flecha lanzada hacia el cielo por los arcos de un puente que se construyó con el oro donado de las joyas de las mujeres montoreñas y al que hoy da su nombre, puente de Las Donadas.
Tiene varias iglesias y en una de ellas se venera y guarda el Tesoro más valioso de Montoro, un tesoro lleno de amor y humanidad y que une a los montoreños, ese Tesoro se llama hijo mío:
NUESTRO PADRE JESUS NAZARENO,
“EL REY DE MONTORO ”
Sus gentes son sencillas y hospitalarias y reciben con los brazos abiertos a forasteros y extranjeros a ricos y mendigos, les abre sus puertas y los sientan a su mesa y le ofrecen su pan.
Hay muchos olivos, que son mimados por brazos forjados y cuando dan su fruto son recolectados por manos deliciosas y torneadas en las cuales ni se adivinan huesos ni se notan venas.
Tu también formas parte de Montoro, porque allí donde hay un montoreño hay un fragmento de EL y cada fragmento forma parte de este mosaico llamado Montoro.
Así es Montoro hijo mío y cantándole el himno, se durmió.
SOLO TE PIDO UNA COSA MONTORO <<QUIÉREME TANTO COMO YO TE QUIERO A TI>>
Un día me preguntó mi hijo: Papá, ¿Cómo es Montoro? Y cogí un lápiz y con lágrimas en los ojos al mismo tiempo que se lo dibujaba se lo narraba y le dije: Montoro, es como una pincelada de colores en Sierra Morena, y por marco el verde de sus olivares que charolados por la lluvia semejan rizos espejantes perdidos en lontananza.
Sus horizontes parecen mejillas animadas por un ligero toque de púrpura despuntando sobre un campo de perlas en surcos graciosos perdiéndose en su talle. Lo rodea el río Guadalquivir, uno de los ríos que más sabe de historia y más culturas han conocido a lo largo de los siglos.
Montoro visto desde un avión parece una joya custodiada por una serpiente de plata sobre un paño de fieltro verde.
Montoro ha inspirado a poetas y pintores y con su luz y belleza lleva de sus manos los pinceles y los ha hecho famosos.
Sus casas pintadas con cal, y otras a piedra vista, parecen tiradas al azar formando un conjunto artístico esbelto y sólido y parece tan frágil, que sería preciso un milagro de la divinidad para colocar allí tanta belleza.
Sus calles son limpias, ¡tan limpias! que parecen crisoles de plata fundida, y en ellas se respira el geranio, el jazmín, los nardos y las rosas, y cuando llueve huelen a perfumada miel.
Tiene una bonita plaza cargada de historia y una torre que parece una flecha lanzada hacia el cielo por los arcos de un puente que se construyó con el oro donado de las joyas de las mujeres montoreñas y al que hoy da su nombre, puente de Las Donadas.
Tiene varias iglesias y en una de ellas se venera y guarda el Tesoro más valioso de Montoro, un tesoro lleno de amor y humanidad y que une a los montoreños, ese Tesoro se llama hijo mío:
NUESTRO PADRE JESUS NAZARENO,
“EL REY DE MONTORO ”
Sus gentes son sencillas y hospitalarias y reciben con los brazos abiertos a forasteros y extranjeros a ricos y mendigos, les abre sus puertas y los sientan a su mesa y le ofrecen su pan.
Hay muchos olivos, que son mimados por brazos forjados y cuando dan su fruto son recolectados por manos deliciosas y torneadas en las cuales ni se adivinan huesos ni se notan venas.
Tu también formas parte de Montoro, porque allí donde hay un montoreño hay un fragmento de EL y cada fragmento forma parte de este mosaico llamado Montoro.
Así es Montoro hijo mío y cantándole el himno, se durmió.
SOLO TE PIDO UNA COSA MONTORO <<QUIÉREME TANTO COMO YO TE QUIERO A TI>>