JASR, tu siempre puniéndome a mí los dientes largos. Ahora con las uvas, no, Bueno pues tápalas porque si no, las avispas se encargarán de ellas. ¡Qué buen festín os vais a dar¡
JASR, Enhora buena por las fotos, a mí me han gustado ¿Todas son tuyas? Tanto hablar de las fiestas, me ha venido a la memoria un recuerdo.
Años 52-53. Alguien (no recuerdo quién) me dio UNA PESETA porque eran las fiestas de Piconcillo, los caramelos costaban a DIEZ CENTIMOS cada uno, así que decidí invertir mi PESETA en comprarme DIEZ caramelos. Mi amigo y compañero de juego de esa noche era un tal José Antonio, de mi misma edad, era el hijo del Cabo de la Guardia Civil que, recordaréis una historia que os conté cunado jugando una noche le di una bofetada en la cara y todos salimos corriendo a escondernos por si venía su padre a encerrarnos a todos en el calabozo, pues ese era José Antonio, mi amigo de esa noche con el que compartí mis festín. Intentamos comérnoslos en el interior del baile, pero como no nos dejaron entrar, nos los tuvimos que comer en la calle Cervantes esquina a la Plaza que no sé como se llama. Pero eso sí, Al portero del baile que no nos dejó entrar, entre caramelo y caramelo, lo criticamos muy duramente.
Ahora parece que aquella pequeña hazaña no tiene importancia, pero os puedo asegurar que lo que hoy parece pequeño, para nosotros fue MUY GRANDE.
Un saludo para todos de Germán y para Y.S.
JASR, Enhora buena por las fotos, a mí me han gustado ¿Todas son tuyas? Tanto hablar de las fiestas, me ha venido a la memoria un recuerdo.
Años 52-53. Alguien (no recuerdo quién) me dio UNA PESETA porque eran las fiestas de Piconcillo, los caramelos costaban a DIEZ CENTIMOS cada uno, así que decidí invertir mi PESETA en comprarme DIEZ caramelos. Mi amigo y compañero de juego de esa noche era un tal José Antonio, de mi misma edad, era el hijo del Cabo de la Guardia Civil que, recordaréis una historia que os conté cunado jugando una noche le di una bofetada en la cara y todos salimos corriendo a escondernos por si venía su padre a encerrarnos a todos en el calabozo, pues ese era José Antonio, mi amigo de esa noche con el que compartí mis festín. Intentamos comérnoslos en el interior del baile, pero como no nos dejaron entrar, nos los tuvimos que comer en la calle Cervantes esquina a la Plaza que no sé como se llama. Pero eso sí, Al portero del baile que no nos dejó entrar, entre caramelo y caramelo, lo criticamos muy duramente.
Ahora parece que aquella pequeña hazaña no tiene importancia, pero os puedo asegurar que lo que hoy parece pequeño, para nosotros fue MUY GRANDE.
Un saludo para todos de Germán y para Y.S.