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Efectivamente, Antonio:. Higínio Porras ya perteneció a una época posterior, él se destapó en el campo de las "casillas de vitos" como bien dices un jugador de muchísima calidad, era el caso de un gran portero como Miguel el hijo de Felipa que también estuvo a punto de marchar a un equipo grande, lo dejo ahí.
Antonio Pulido de la Rosa es como se llamaba el gran amigo a que te hacía referencia, hace unos años que nos dejó, por eso al ver tu nombre, la primera impresión fue pensar que tuvieses alguna relación con él.
Yo también nací en Rute Manolo; con cuatro años ya me enviaron a las escuelas nuevas, (edificio emblemático del que se ha apoderado el ayuntamiento) mi primer maestro fue Don. Angel, frente a mi clase había otra, y su titular era Don Juan Palma se pasaba las mañanas jugando con los alumnos mayores a las charpas, cuando se enteraron en mi casa me trasladaron al fresno a la escuela de don Nicolás.
Nos vamos a los olivos, supongo que sabréis que para llegar a la recolección, el olivo requiere de unos cuidados no menos esforzados que la recogida de su fruto, entonces además del aceitunero estaría el talador y el que labra la tierra. Pero a los aceituneros ya los inmortalizó Miguel Hernández, o sea, que salen ganando.
En cualquer caso en el norte de la península el olivo se ha convertido en una planta decorativa en plazas, parques y jardines. Saludos, José.
Antonio Pulido de la Rosa es como se llamaba el gran amigo a que te hacía referencia, hace unos años que nos dejó, por eso al ver tu nombre, la primera impresión fue pensar que tuvieses alguna relación con él.
Yo también nací en Rute Manolo; con cuatro años ya me enviaron a las escuelas nuevas, (edificio emblemático del que se ha apoderado el ayuntamiento) mi primer maestro fue Don. Angel, frente a mi clase había otra, y su titular era Don Juan Palma se pasaba las mañanas jugando con los alumnos mayores a las charpas, cuando se enteraron en mi casa me trasladaron al fresno a la escuela de don Nicolás.
Nos vamos a los olivos, supongo que sabréis que para llegar a la recolección, el olivo requiere de unos cuidados no menos esforzados que la recogida de su fruto, entonces además del aceitunero estaría el talador y el que labra la tierra. Pero a los aceituneros ya los inmortalizó Miguel Hernández, o sea, que salen ganando.
En cualquer caso en el norte de la península el olivo se ha convertido en una planta decorativa en plazas, parques y jardines. Saludos, José.