Después de viajar por medio mundo, creí que mi último viaje llegaba yá a su fín, gastadas todas mis fuerzas, agotadas mis provisiones; que era tiempo de
Refugiarme en la silenciosa oscuridad. Pero al conocerte, comprendí que tu encanto y tu magia nunca tendrian fín en mí y cuando las palabra viejas caian secas de mi lengua, nuevas melodias estallaban en mi corazón y donde se borraban las sendas viejas, aparecia otra tierra maravillosa.
Los dos eramos aves de paso y seguimos nuestro camino, pero donde quiera que estés, sé que al igual que yó, no olvidarás nunca aquellos meses en que coincidiamos en ese pueblo. Andamos todos sus caminos, y el olor dulzón de los eucaliptos, las jaras y las adelfas, se mezclaba con el de nuestros cuerpos mientras nos amabamos, en la ermita, en la presa, en la sierra Trapera, incluso en la estación... ¿te acuerdas?
Han pasado 34 años. Mucho tiempo. Pero tu recuerdo y el de Valsequillo están siempre en mi corazón y en mis sueños. Quiero volver algún día, y tal vez
Coincidamos, aunque sé que hace muchos años que tú tampoco vás. Juan.
Juan.
Refugiarme en la silenciosa oscuridad. Pero al conocerte, comprendí que tu encanto y tu magia nunca tendrian fín en mí y cuando las palabra viejas caian secas de mi lengua, nuevas melodias estallaban en mi corazón y donde se borraban las sendas viejas, aparecia otra tierra maravillosa.
Los dos eramos aves de paso y seguimos nuestro camino, pero donde quiera que estés, sé que al igual que yó, no olvidarás nunca aquellos meses en que coincidiamos en ese pueblo. Andamos todos sus caminos, y el olor dulzón de los eucaliptos, las jaras y las adelfas, se mezclaba con el de nuestros cuerpos mientras nos amabamos, en la ermita, en la presa, en la sierra Trapera, incluso en la estación... ¿te acuerdas?
Han pasado 34 años. Mucho tiempo. Pero tu recuerdo y el de Valsequillo están siempre en mi corazón y en mis sueños. Quiero volver algún día, y tal vez
Coincidamos, aunque sé que hace muchos años que tú tampoco vás. Juan.
Juan.