UNA "GAMBERRADA"
Al no tener Valsequillo "alumbrado público" (por los años 50 - 60 más menos), las noches eran muy apropiadas para hacer algunas "Gamberradas". Recuerdo una noche, que nos juntamos la pandilla de siempre, y en la calle Córdoba había varias casas muy bonitas (No digo quien era) pero parece que la estoy viendo ahora. En las puertas tenían unos llamadores de hierro (una mano con una bola) que al golpear la puerta, avisaba a los dueños de la vivienda, pues bien.
Una noche cogimos un hilo negro y lo atamos al llamador (el hilo era bastante largo y resistente) y nos escondimos en una esquina de la acera de enfrente, tiramos del hilo y aquello hizo ¡TOC! - ¡TOC!, se asoma el dueño no ve a nadie y cierra la puerta, al rato otra vez ¡TOC! - ¡TOC! y asi varias veces, (el dueño debía de tener un cabreo de narices), una vez se nos olvidó aflojar el hilo, y el dueño de la vivienda lo vió siguió su recorrido y nos descubrió ¡madre de Diós! ¡la que se lió allí! y (eso que la noche estaba a oscuras) aquel Sr. pegó patadas y bofetadas, yo creo que no nos escapamos ninguno, vamos salimos de allí "escopeteaos", no quedaron ganas de hacer más esta trastada.
Otro dia contaré otras.
Al no tener Valsequillo "alumbrado público" (por los años 50 - 60 más menos), las noches eran muy apropiadas para hacer algunas "Gamberradas". Recuerdo una noche, que nos juntamos la pandilla de siempre, y en la calle Córdoba había varias casas muy bonitas (No digo quien era) pero parece que la estoy viendo ahora. En las puertas tenían unos llamadores de hierro (una mano con una bola) que al golpear la puerta, avisaba a los dueños de la vivienda, pues bien.
Una noche cogimos un hilo negro y lo atamos al llamador (el hilo era bastante largo y resistente) y nos escondimos en una esquina de la acera de enfrente, tiramos del hilo y aquello hizo ¡TOC! - ¡TOC!, se asoma el dueño no ve a nadie y cierra la puerta, al rato otra vez ¡TOC! - ¡TOC! y asi varias veces, (el dueño debía de tener un cabreo de narices), una vez se nos olvidó aflojar el hilo, y el dueño de la vivienda lo vió siguió su recorrido y nos descubrió ¡madre de Diós! ¡la que se lió allí! y (eso que la noche estaba a oscuras) aquel Sr. pegó patadas y bofetadas, yo creo que no nos escapamos ninguno, vamos salimos de allí "escopeteaos", no quedaron ganas de hacer más esta trastada.
Otro dia contaré otras.