Amigo Antonio, ahí te mando uno.
Un hombre fue invitado a
comer en la mansión de unas personas muy ricas, y llegó al ágape ataviado con ropas modestas. Al instante, advirtió que los anfitriones eludían saludarlo y que los camareros evitaban servirlo. Como vivía cerca, corrió a su
casa y se vistió con una túnica muy cara y lujosa. Asi volvió al banquete, donde nadie había reparado en su ausencia. A su regreso, los dueños de la casa lo recibieron cortésmente y los criados mostraron ante él grandes
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