Ofertas de luz y gas

VALSEQUILLO: ¡Socorro! -gritaba uno,...

¡Socorro! -gritaba uno,
con acento de dolor
a las doce de la noche
como pidiendo un favor;
y al llegar treinta serenos,
corriendo a todo correr,
les dice: - ¡No hay que asustarse:
es que llamo a mi mujer!