LAS CUATRO SANGRES
La gran obra de Noé
dicen que fue la del arca….
Puede ser… mas, para mi,
lo mejor del patriarca
es que plantara la viña
y los vinos inventara
y el fuera el hombre primero
que cogió tan buena “tranca”
que hizo reír a los hijos
cuando vieron con la facha
que se quedó el pobrecillo
por alzar tanto la manga.
El pitorreo de los hijos
fue como una bofetada.
Los puso verdes a todos,
les dijo hasta marranadas,
les soltó unas palabrotas
que no quiero ni mentarlas.
Y, aunque los hijos dijeron:
< ¡Papaíto que te pasa!>
Noé con la borrachera
los dejo que daban lastima.
Pero, bueno… a lo que íbamos,
que Noé con arte y maña,
trajo el invento que mas
alegra en el mundo el alma,
el cuerpo, la sangre, todo
llena de ritmo su gracia.
Caldo luminoso y hondo
que, en aquel tiempo regara
Noé con las cuatro sangres
de cuatro alegres matanzas:
Sangre de tierno cordero,
la del león ¡sangre brava!
Sangre de mono gracioso,
sangre del cochino…y ¡hala!
con estas cuatro sangrías
la viña quedó regada.
Tienen por eso los vinos,
cuando son vinos de casta,
la influencia de estas sangres
desde aquel día de marras.
Por lo cual quien bebe vino,
cuando se toma unas cuantas
copas se siente cordero
y con ternura nos habla
y nos sonríe y nos da
palmaditas en la espalda.
En fin, un cielo, mas luego,
cuando mas copas se traga…
se siente león… ¡y ruge
por un quítame esas pajas!
Y cuando esta medio curda
hace el mono, hace la rana,
y hace que nadie le aguante
sus meteduras de pata.
Y lo malo es al final,
cuando pasa de la raya,
cuando empapado en vino
se tambalea, se agarra,
estornuda, tose, escupe,
casi el cigarro se traga,
se pee, se ríe, se mea
y vomitando se marcha.
¡Ese tío es un cochino!
dice la gente que pasa.
Cosas del vino son estas
que no debiera olvidarlas
nadie que del vino guste,
como los canones mandan,
y la Historia lo demuestra
y aquí el poeta lo canta.
Las cuatro sangres son muchas,
y con una sola basta
para no perder el ritmo,
el equilibrio, la gracia,
y decir:< ¡Va por ustedes!>
¡Y viva Noé, el del Arca!
La gran obra de Noé
dicen que fue la del arca….
Puede ser… mas, para mi,
lo mejor del patriarca
es que plantara la viña
y los vinos inventara
y el fuera el hombre primero
que cogió tan buena “tranca”
que hizo reír a los hijos
cuando vieron con la facha
que se quedó el pobrecillo
por alzar tanto la manga.
El pitorreo de los hijos
fue como una bofetada.
Los puso verdes a todos,
les dijo hasta marranadas,
les soltó unas palabrotas
que no quiero ni mentarlas.
Y, aunque los hijos dijeron:
< ¡Papaíto que te pasa!>
Noé con la borrachera
los dejo que daban lastima.
Pero, bueno… a lo que íbamos,
que Noé con arte y maña,
trajo el invento que mas
alegra en el mundo el alma,
el cuerpo, la sangre, todo
llena de ritmo su gracia.
Caldo luminoso y hondo
que, en aquel tiempo regara
Noé con las cuatro sangres
de cuatro alegres matanzas:
Sangre de tierno cordero,
la del león ¡sangre brava!
Sangre de mono gracioso,
sangre del cochino…y ¡hala!
con estas cuatro sangrías
la viña quedó regada.
Tienen por eso los vinos,
cuando son vinos de casta,
la influencia de estas sangres
desde aquel día de marras.
Por lo cual quien bebe vino,
cuando se toma unas cuantas
copas se siente cordero
y con ternura nos habla
y nos sonríe y nos da
palmaditas en la espalda.
En fin, un cielo, mas luego,
cuando mas copas se traga…
se siente león… ¡y ruge
por un quítame esas pajas!
Y cuando esta medio curda
hace el mono, hace la rana,
y hace que nadie le aguante
sus meteduras de pata.
Y lo malo es al final,
cuando pasa de la raya,
cuando empapado en vino
se tambalea, se agarra,
estornuda, tose, escupe,
casi el cigarro se traga,
se pee, se ríe, se mea
y vomitando se marcha.
¡Ese tío es un cochino!
dice la gente que pasa.
Cosas del vino son estas
que no debiera olvidarlas
nadie que del vino guste,
como los canones mandan,
y la Historia lo demuestra
y aquí el poeta lo canta.
Las cuatro sangres son muchas,
y con una sola basta
para no perder el ritmo,
el equilibrio, la gracia,
y decir:< ¡Va por ustedes!>
¡Y viva Noé, el del Arca!