** A UNA ROSA **
¡Vedla allí!... Vedla allí pura y lozana
y respirad su esencia embriagadora!
¡Miradla, del vergel reina y señora,
meciéndose en su tallo cuán ufana!
Abre su casto broche a la mañana,
tibio el rayo del sol sus hojas dora...
¿A quién esa belleza no enamora?
¡Oh rosa, de las flores soberana!
Así un corto de vista repetía,
teniendo más de ciego, que de vista,
hasta que uno, que al paso le seguía,
admirado de tanto disparate,
le dijo destruyendo su alegría:
¿Pero hombre, no ve usted que,
en vez de una rosa, es un tomate?
¡Vedla allí!... Vedla allí pura y lozana
y respirad su esencia embriagadora!
¡Miradla, del vergel reina y señora,
meciéndose en su tallo cuán ufana!
Abre su casto broche a la mañana,
tibio el rayo del sol sus hojas dora...
¿A quién esa belleza no enamora?
¡Oh rosa, de las flores soberana!
Así un corto de vista repetía,
teniendo más de ciego, que de vista,
hasta que uno, que al paso le seguía,
admirado de tanto disparate,
le dijo destruyendo su alegría:
¿Pero hombre, no ve usted que,
en vez de una rosa, es un tomate?