ola
Cuando estoy en la playa me canso de saludar continuamente digo "Hola ola" una y otra vez y nunca termino. Pues " ola hola", que hay que tal. Mucho gusto en saludarte que lo que importa es el saludo y eso a nadie lo niego. HOLA Valsequillo. A buenos entendedores pocas palabras.
Has de saber que, por desgracia, en este pais, no todos han tenido la suerte de poder ir al colegio.
CARTA A UN PEDANTE
Señor pedante le escribo
para decirle en mi carta
lo que usted no escucharía
si lo oyese cara a cara,
porque, usted, a nadie deja
redondear argumentos
y, a todos, corta gritando
que no le vengan con cuentos.
A mí - ¡que cosa más tonta!-
me viene, a veces, diciendo
que cuando me cuenta algo
parece que no le entiendo.
Lo mismo a mi me sucede
siempre que le contradigo,
que dice que nunca entiende
las cosas que yo le explico.
No hablamos igual lenguaje,
ni me escucha ni le escucho,
que yo hablo de los demás
y, usted, solo de lo suyo.
Los demás son cosa ajena…
Pero…¿existen los demás?
Y si existen que se callen
que solo usted sabe hablar.
En el principio era el verbo,
según nos cuenta la Biblia,
y, sobre el verbo es usted
el que nos da la medida,
el que moldea. enfatiza
y arguye y nos da consejos
paternalistas y altivos,
siempre levantando el dedo.
Dice frases en ingles.
Un ingles bastante raro,
que se parece al ingles
lo que yo a Juana de Arco.
Y es… ¡en todo! Más que nadie,
Lo insinúa sin disimulo
con aire de chimenea
llena de hollín y de humo.
Estira el cuello, se ensancha
y solemne dogmatiza
poniendo huecos acentos
que adereza con sonrisas.
Y con las frases que hilvana
busca la complicidad
con la infame muletilla
de:< ¿Ud. me entiende, verdad?>
No, no le quiero entender,
siga, usted, su perorata
que, aunque no le entienda nadie,
muchos dirán, ¡que bien habla!
Y perdone que esto escriba
a un señor tan importante,
sin más limites y curvas
que el de ser… un pedante.
CARTA A UN PEDANTE
Señor pedante le escribo
para decirle en mi carta
lo que usted no escucharía
si lo oyese cara a cara,
porque, usted, a nadie deja
redondear argumentos
y, a todos, corta gritando
que no le vengan con cuentos.
A mí - ¡que cosa más tonta!-
me viene, a veces, diciendo
que cuando me cuenta algo
parece que no le entiendo.
Lo mismo a mi me sucede
siempre que le contradigo,
que dice que nunca entiende
las cosas que yo le explico.
No hablamos igual lenguaje,
ni me escucha ni le escucho,
que yo hablo de los demás
y, usted, solo de lo suyo.
Los demás son cosa ajena…
Pero…¿existen los demás?
Y si existen que se callen
que solo usted sabe hablar.
En el principio era el verbo,
según nos cuenta la Biblia,
y, sobre el verbo es usted
el que nos da la medida,
el que moldea. enfatiza
y arguye y nos da consejos
paternalistas y altivos,
siempre levantando el dedo.
Dice frases en ingles.
Un ingles bastante raro,
que se parece al ingles
lo que yo a Juana de Arco.
Y es… ¡en todo! Más que nadie,
Lo insinúa sin disimulo
con aire de chimenea
llena de hollín y de humo.
Estira el cuello, se ensancha
y solemne dogmatiza
poniendo huecos acentos
que adereza con sonrisas.
Y con las frases que hilvana
busca la complicidad
con la infame muletilla
de:< ¿Ud. me entiende, verdad?>
No, no le quiero entender,
siga, usted, su perorata
que, aunque no le entienda nadie,
muchos dirán, ¡que bien habla!
Y perdone que esto escriba
a un señor tan importante,
sin más limites y curvas
que el de ser… un pedante.