Recuerdo la primera vez que visité VALSEQUILLO. La entrada la hicimos ya entrada la noche pues viajamos en coche. Una estación nos dió la vienvenida y paramos en un bar de su plaza. Entramos y sentimos las miradas de muchos de los que allí estaban. Ellos sabían quien era y en unos minutos yo supe quien eran. Se apresuraron a saludarme y estaban contentos. Se estaba bien y el lugar era alegre, unos jugaban a las cartas, otros al dominó.... y se levantaron para saludar. Era como una luz en medio de la oscuridad de ese camino. Al fin Valsequillo. unas tapas y el calor de sentirse bien. La mañana siguiente pude comer ese pan que su panadera, una persona de gran corazón hacía. Que bueno era estar en el olivar y acompañarlo con el salchichón de la vecina Fuenteovejuna. Que frescor el agua y que bonito el pueblo desde lo alto. No puedo seguir escribiendo pues tengo que cerrar. Un saludo. Pero seguiré.....