La situación de Villafranca al pie de
Sierra Morena y junto al
río Guadalquivir, divide sus tierras en Sierra, Campiña, Vega, ofreciendo un lugar idóneo para la ocupación humana.
En lo que hoy ocupa su territorio se han encontrado hachas neolíticas y restos cerámicos superficiales de la edad de bronce y de la época ibérica
La proximidad de la
Vía Augusta que transcurría por las inmediaciones de la
ermita de la Soledad y paralela al río Guadalquivir y al actual casco urbano tomando la dirección del
camino de
Córdoba tuvo que favorecer el poblamiento de la zona.
Los materiales del periodo
romano que han aparecido son inscripciones funerarias, una pequeña necropolis en la
Finca de los Linares y algunas estructuras de explotaciones agrícolas. Así en el
campo de Pontejón encontramos una pequeña presa semideruida y en los Pagos en los Mugrones,
Huerta de la Diña y Lumbreras, afloran junto con sólidas cimentaciones, tégulas,
cerámica común y terra sigilata
La existencia de asentamientos visigodos en el territorio que ocupe la villa, está avalado por una sepultura de la época del rey Chindasvinto
´ Tras la ausencia de datos en la época musulmana se cita por primera vez la Aldea del Cascajar en la que ahora es Villafranca en el año 1264.
El proceso de señorización de Cascajar lo inicia Dº Martín López de Córdoba, maestre de Calatrava y camarero de rey Pedro I, quien aprovecha su priviligiada situación ante el monarca para formar su servicio en un lugar tan cercano a la capital de provincia.
Un año más tarde D. Pedro I de Castilla otorga a DºMartín un privilegio que puede poblar el Cascajar con 50 vecinos, vasallos suyos, solariegos y que en adelante la aldea se llame Villlafranca, por la exención de impuestos que tendrán sus habitantes, la escritura no se firma hasta junio de 1359.
Antes de primero de mayo el monarca queriendo agradar los buenos servicios que le había prestado D. Martín le concede un nuevo privilegio por el que aumenta a 100 el número de habitantes.
Después de la trágica muerte de D. Pedro el nuevo rey ordena el ajusticiamiento de D. Martín por lo que Villafranca pasa al Patrimonio real hasta 1377 en que le cambian a la orden de Calatrava que entrega a cambio los lugares de Cogolludo y Loranza en los obispados de Sigüenza y
Toledo respectivamente.
A mediados del siglo XVI con la incorporación de Villafranca al Marquesado de Priego pasa a depender de uno de los señoríos más importantes de
Andalucía
Este importante hecho para la vida de la localidad se produce en 1549 por la
compra que efectua Dª Catalina Fernández de Córdoba, Marquesa de Córdoba, condesa de
Fería y Señora de la
Casa de Aguilar.
El motivo es que esta señora quiere formar un señorio con centro en Villafranca para su hijo P. Alfonso Fernández de Córdoba al que Felipe II le concede el titulo de marquès de Villafranca.
A comienzos del siglo XVIII la localidad se vincula a la casa de Medinaceli al heredar esta
familia el marquesado de Priego.
Los grupos sociales de la villa hidalgos, clérigos representa una minoría.
Poseen mayores recursos económicos compartiendo algunos cargos de gobierno con la nobleza y el estado llano.
Al tercer grado pertenecen la mayoría de la población y se caracteriza por la diferencia económica. Pertenece a él los labradores y artesanos.
También nos podemos encontrar agricultores y jornaleros que componen un grupo social más desfavorecido.
La economía de Villafranca en la Edad Moderna se caracteriza por la importancia del sector agropecuario. El secano ocupa la mayor parte de su término, siendo el trigo y la cebada los cultivos predominantes.
El regadío queda reducido a pequeñas
huertas ubicadas en la Vega del Guadalquivir donde se cultivan
frutas y
hortalizas.
Las actividades artesanales en el siglo XVI está dedicada a la fabricación de paños y de agujas.
Esta última alcanza una gran importancia que hace que la población se conozca hasta el siglo XIX como Villafranca de las Agujas
A lo largo de la Edad Moderna el municipio siente una vica preocupación por la enseñanza contribuyendo al sostenimiento de los maestros y preceptores de gramática.
Entre los siglos XVI y XVIII adquiere gran importancia la religiosidad popular, las devociones locales se centran en la Inmaculada Concepción a la que votan por Patrona en 1651 a raiz unos brotes epidémicos.
También entre los vecino existe gran devoción a Jesús Nazareno y a Nuestra Señora de los Remedios protectora de los Villafranqueños
En 1724 nombran a
San José patrono de la Villa.
Durante los dos últimos siglos Villafranca sufre la mortalidad política de la época afectando a su población y a su economía
A mediados de la centuria se produce una crisis demográfica como consecuencia de las epidemias y hambruna que sufren sus habitantes
A partir del 1900 se inicia una lenta recuperación interrumpida por la guerra civil. En 1989 tiene lugar un timido ascenso, contando en la actualidad con 3707 habitantes
Actualmente la economía de la localidad se basa en la
agricultura, especialmente de regadio, en el sector de la madera, que da ocupación a un buen número de Villafranqueños. Resaltamos el sector turístico (
parque acuático,
camping,
albergue, restauración etc...)
Los restos arqueológicos encontrados en el término abarcan desde la Edad de Bronce hasta la época ibero-turdetana. Del paso de los
romanos por estas tierras encontramos una calzada y restos cerámicos. La población tuvo su origen en el poblado de Cascajar. Después de su conquista cristiana, el canónigo Aznar Pérez y el obispo don Fernando Núñez de
Cabrera, desde 1267 a 1350, adquirieron la mayoría de las propiedades de la población. En 1549 Villafranca se incorporó al marquesado de Priego, quedando la población sometida a jurisdicción señorial. Esta situación se mantiene durante un largo periodo con los señores de la Casa de Aguilar y posteriormente con los de Medinaceli en el siglo XVIII. Ya en este siglo y durante la Guerra Civil la población se vio afectada por la batalla en los
campos de Marte.