Cuando entro en este foro suelo retrotraerme a mi niñez y ahora estoy recordando que la casa en que vivíamos tenía patio, puerta falsa (para entrar los animales), cuadra y huerto, aunque como nosotros no cultivábamos el huerto, éste nos servía para jugar a toda la chiquillada, nos divertíamos muchísimo inventando juegos, hasta que nos llevábamos alguna regañina por nuestras travesuras y cambiábamos de juego. Uno de esos juegos consistía en subirnos al muro que nos separaba del huerto vecino donde tenían un cerdo. Las niñas nos sentábamos el el muro con unos visillos viejos que tenía mi madre y nos los colocábamos a modo de mantilla y los niños con nuestras rebequitas toreaban al cerdo. Al pobre animal lo amaestramos de tal modo que gritábamos ¡que salga el toro, que salga el toro! y el cerdo venía al trote, los niños le daban unos pases y nosotras aplaudíamos, aquello era muy divertido para todos nostros... hasta que vino el vecino a quejarse a mis padres de que no dejábamos engordar al cerdo (¡menudas carreras le dábamos al pobre cerdo!) y se nos acabó la diversión.
Como comprendereis, estos momentos son inolvidables y los relato siempre que puedo.
Como comprendereis, estos momentos son inolvidables y los relato siempre que puedo.