LA MILICIA PROVINCIAL DE GUADIX Y SUS VOLUNTARIOS ALBUÑANEROS (1734-1875).
Para reforzar al ejército regular en períodos difíciles se crearon regimientos de voluntarios que se
entrenaban una vez cada año de los 10 que firmaban.
Se les proporcionaba uniforme, armas y bagajes pero una sola vez en esos 10 años de servicio, por lo que los
uniformes estaban raídos, remendados y descoloridos... aún así cobraban más que los regulares.
Aunque era voluntario pocos se alistaban y se hizo necesario hacer levas forzosas por sorteo, pero amañados
y siempre eran los pobres los que reclutaban.
Mientras había paz hacían sus labores artesanas o del campo y todos los años asistían 1 mes como entrena-
miento a los cuarteles regulares, hasta licenciarse a los 10 años. El cargo lo heredaban a los hijos.
Mientras no había guerra hacían de policía local y sus labores de campo cotidianas, pero si se iniciaba
un conflicto acudían a las trincheras.
Hubo muchas deserciones y automutilaciones para evitar ser enrolados.
El único premio al licenciarse era que optaban a ser alguaciles de los ayuntamientos.
Cada regimiento se componía de 2 batallones y de 8 compañías por cada batallón y al mando un coronel.
De 1734 a 1788 el regimiento de milicias provincial de Guadix era el número 30 y su uniforme era una
casaca verde hasta 1744 y blanca hasta 1788. Lucha en Italia y Cataluña.
Desde 1788 a 1841 el regimiento es el número 26 y su casaca es de color azul con bocamangas y cuello rojo.
Luchan en Cádiz, Bailén, Talavera,, etc.
Hubo periodos que la milicia fue disuelta por no ser necesaria, como en los años 1823, 1835, 1841 y 1846,
pero se restablecían y rearmaban. En 1841 se la quiso licenciar para siempre pero las guerras carlistas
obligaron a recuperar esas milicias.
De 1734 a 1788 los botones de la casaca eran blancos con el número del regimiento. De 1788 a 1841 dorados
con una corona encima de una flor de lís y el nombre y número del regimiento. Desde 1841 a 1863 fueron
blancos y con el número del regimiento.
En 1835 esta milicia atacó el Jaén cantonalista del general Latre.
De 1855-1867 esta milicia cambia el nombre por el de Batallón de Reserva de Guadix.
En 1868 cambia su nombre por el de "Voluntarios de la Libertad". Botones plateados.
En 1973-74 cambia el nombre al de "Voluntarios de la República" y finalmente de 1875-76 se llamará
"Voluntarios Monárquicos" y desaparece para siempre. Bajo pena de castigo de muerte se obligó a que entregasen
las armas y uniformes y fue el final de estas tropas que tanto dieron por su patria.
De 1936 a 1937 reaparecen las milicias transitoriamente en ambos bandos, pero pronto son militarizadas por
su indisciplina y desorden y se las engloba en unidades regulares. Las milicias anarquistas se opusieron y
al final claudicaron.
Para reforzar al ejército regular en períodos difíciles se crearon regimientos de voluntarios que se
entrenaban una vez cada año de los 10 que firmaban.
Se les proporcionaba uniforme, armas y bagajes pero una sola vez en esos 10 años de servicio, por lo que los
uniformes estaban raídos, remendados y descoloridos... aún así cobraban más que los regulares.
Aunque era voluntario pocos se alistaban y se hizo necesario hacer levas forzosas por sorteo, pero amañados
y siempre eran los pobres los que reclutaban.
Mientras había paz hacían sus labores artesanas o del campo y todos los años asistían 1 mes como entrena-
miento a los cuarteles regulares, hasta licenciarse a los 10 años. El cargo lo heredaban a los hijos.
Mientras no había guerra hacían de policía local y sus labores de campo cotidianas, pero si se iniciaba
un conflicto acudían a las trincheras.
Hubo muchas deserciones y automutilaciones para evitar ser enrolados.
El único premio al licenciarse era que optaban a ser alguaciles de los ayuntamientos.
Cada regimiento se componía de 2 batallones y de 8 compañías por cada batallón y al mando un coronel.
De 1734 a 1788 el regimiento de milicias provincial de Guadix era el número 30 y su uniforme era una
casaca verde hasta 1744 y blanca hasta 1788. Lucha en Italia y Cataluña.
Desde 1788 a 1841 el regimiento es el número 26 y su casaca es de color azul con bocamangas y cuello rojo.
Luchan en Cádiz, Bailén, Talavera,, etc.
Hubo periodos que la milicia fue disuelta por no ser necesaria, como en los años 1823, 1835, 1841 y 1846,
pero se restablecían y rearmaban. En 1841 se la quiso licenciar para siempre pero las guerras carlistas
obligaron a recuperar esas milicias.
De 1734 a 1788 los botones de la casaca eran blancos con el número del regimiento. De 1788 a 1841 dorados
con una corona encima de una flor de lís y el nombre y número del regimiento. Desde 1841 a 1863 fueron
blancos y con el número del regimiento.
En 1835 esta milicia atacó el Jaén cantonalista del general Latre.
De 1855-1867 esta milicia cambia el nombre por el de Batallón de Reserva de Guadix.
En 1868 cambia su nombre por el de "Voluntarios de la Libertad". Botones plateados.
En 1973-74 cambia el nombre al de "Voluntarios de la República" y finalmente de 1875-76 se llamará
"Voluntarios Monárquicos" y desaparece para siempre. Bajo pena de castigo de muerte se obligó a que entregasen
las armas y uniformes y fue el final de estas tropas que tanto dieron por su patria.
De 1936 a 1937 reaparecen las milicias transitoriamente en ambos bandos, pero pronto son militarizadas por
su indisciplina y desorden y se las engloba en unidades regulares. Las milicias anarquistas se opusieron y
al final claudicaron.
Retomando lo paranormal hay 2 episodios curiosos de aparecidos relacionados con estos milicianos:
El primero esta documentado y denunciado a las autoridades de la época y le sucedió en 1931 a Antonio
Molero, que cuidando su cantero de la rambla por la noche (había muchos robos) aseguraba que "un soldado
antiguo" se le presentaba y describió a la Benemérita con lujo de detalles sus vestimentas, que coincidían
con la segunda etapa de la milicia de Guadix que curiosamente usó casacas marrones de 1808 a 1809 en la
batalla de Bailén. 18 voluntarios albuñaneros murieron en dicha batalla.
Este hombre era un sencillo labriego iletrado que dudosamente podía conocer el uniforme de esa milicia
aunque alguno de sus antepasados hubiese formado parte de ella, y lo más impactante es que aquel ser le
dijo que combatió junto a D. Teodoro en la collada de Abrantes.
Teodoro Reding Bittemberg fue el comandante en jefe de la milicia de Guadix en Bailén y en el peñón de
Abrantes dispuso a los accitanos y 2 baterías de cañones.
Muchos datos para un hombre de estudios limitados. Se conserva la denuncia registrada en el tomo 6 de
el cajón 4/222/1941.
El segundo caso es un rumor sin registros, de un vecino del pueblo que en los años 50 del pasado siglo
fue molestado por un aparecido de ropas antiguas, correa ancha y zapatos de grandes hebillas que terminó
pidiéndole unas misas para el descanso de su alma y desapareció una vez cumplido su deseo.
Aunque no relacionado con la milicia y por lo curioso del caso se rumorea sobre otro vecino que fue atormen-
tado por un espíritu que le pidió la luz de una vela en el cementerio. Testigos que le acompañaron y narra-
ciones posteriores, aseguran que en todo el camino la vela no se apagó pese al fuerte viento reinante y que
solito entró en el camposanto y cumplió lo prometido, logrando descanso el y el difunto. Suena a folclore y
leyenda de contar junto a la chimenea.... pero se habló mucho de esto, así que ahí queda.
El primero esta documentado y denunciado a las autoridades de la época y le sucedió en 1931 a Antonio
Molero, que cuidando su cantero de la rambla por la noche (había muchos robos) aseguraba que "un soldado
antiguo" se le presentaba y describió a la Benemérita con lujo de detalles sus vestimentas, que coincidían
con la segunda etapa de la milicia de Guadix que curiosamente usó casacas marrones de 1808 a 1809 en la
batalla de Bailén. 18 voluntarios albuñaneros murieron en dicha batalla.
Este hombre era un sencillo labriego iletrado que dudosamente podía conocer el uniforme de esa milicia
aunque alguno de sus antepasados hubiese formado parte de ella, y lo más impactante es que aquel ser le
dijo que combatió junto a D. Teodoro en la collada de Abrantes.
Teodoro Reding Bittemberg fue el comandante en jefe de la milicia de Guadix en Bailén y en el peñón de
Abrantes dispuso a los accitanos y 2 baterías de cañones.
Muchos datos para un hombre de estudios limitados. Se conserva la denuncia registrada en el tomo 6 de
el cajón 4/222/1941.
El segundo caso es un rumor sin registros, de un vecino del pueblo que en los años 50 del pasado siglo
fue molestado por un aparecido de ropas antiguas, correa ancha y zapatos de grandes hebillas que terminó
pidiéndole unas misas para el descanso de su alma y desapareció una vez cumplido su deseo.
Aunque no relacionado con la milicia y por lo curioso del caso se rumorea sobre otro vecino que fue atormen-
tado por un espíritu que le pidió la luz de una vela en el cementerio. Testigos que le acompañaron y narra-
ciones posteriores, aseguran que en todo el camino la vela no se apagó pese al fuerte viento reinante y que
solito entró en el camposanto y cumplió lo prometido, logrando descanso el y el difunto. Suena a folclore y
leyenda de contar junto a la chimenea.... pero se habló mucho de esto, así que ahí queda.