TERROR Y SAQUEO EN ALBUÑAN DURANTE EL ALZAMIENTO DE 1936.
La Guardia Civil, falangistas y voluntarios de la Ceda accitanos intentan dominar el sector Guadix-Baza, pero nume.
rosos milicianos llegados de Murcia, Alicante y Almería los arrinconan en el cuartel de la benemérita y los hacen
salir con dinamita traída por mineros de Alquife. Mueren 14 guardias y un falangista.
Tras la rendición del resto, el coronel Mariano Salafranca Barrio y el capitán Ribadulla organizan a la milicia de
voluntarios "Guadix", a la milicia "Pancho Villa", a las columnas "Antonio Petrel" y "Torrens", y a la columna
anarquista "Maroto" para tomar la comarca de Guadix, Baza y Huéscar.
los milicianos de las centurias de Francisco Maroto y los de Torrens llegan a Albuñán a finales de julio del 36
y capturan a los pocos ricachones que no han huido. Roban lo que queda en la iglesia (muchos objetos y la custodia
los escondieron los devotos), el reloj de la torre, una cruz de plata de gran tamaño y las campanas.
Fusilan a un simpatizante de la derecha y profanan cuadros y esculturas religiosas.
Un vecino del pueblo llamado Ramón, simpatizante comunista, dispara sobre un cuadro de la Virgen del
retablo mayor y 2 milicianos de Almería queman las ropas de oficio del sacerdote.
Durante varios días buscan casa por casa a derechistas escondidos en falsos techos y tapiales.
Hasta que la República quitó poder a los sindicalistas y creó tribunales de justicia las ejecuciones se hacían
con impunidad y muchas veces por recelos o viejas envidias.
Repartieron fusiles Mausser y Nagánt entre vecinos simpatizantes y algunas pistolas Breda, para que guardaran
el orden local y colectivizaron tierras de los terratenientes.
El capitán Bañón y el capitán Burguete periódicamente visitaban esos pueblos para asegurar su fidelidad.
Demolieron cortijos de ricos hacendados y alguna casa de las señoriales.
Cuando el 27 de marzo de 1939 el general Lorenzo Tamayo Orellana, acaba con los republicanos de Guadix
y Albuñán se inician las represalias y ejecuciones.
Quedan algunos máquis y guerrilleros (antiguos soldados y oficiales de la República), como el Yatero y otros, que
fugados de los campos de concentración; se organizan y asaltan Albuñán. Llegaron a esconder explosivos y armas en el
molino y hubo una tremenda y accidental deflagración. Hasta 1952 estas partidas actuaron.
La Guardia Civil, falangistas y voluntarios de la Ceda accitanos intentan dominar el sector Guadix-Baza, pero nume.
rosos milicianos llegados de Murcia, Alicante y Almería los arrinconan en el cuartel de la benemérita y los hacen
salir con dinamita traída por mineros de Alquife. Mueren 14 guardias y un falangista.
Tras la rendición del resto, el coronel Mariano Salafranca Barrio y el capitán Ribadulla organizan a la milicia de
voluntarios "Guadix", a la milicia "Pancho Villa", a las columnas "Antonio Petrel" y "Torrens", y a la columna
anarquista "Maroto" para tomar la comarca de Guadix, Baza y Huéscar.
los milicianos de las centurias de Francisco Maroto y los de Torrens llegan a Albuñán a finales de julio del 36
y capturan a los pocos ricachones que no han huido. Roban lo que queda en la iglesia (muchos objetos y la custodia
los escondieron los devotos), el reloj de la torre, una cruz de plata de gran tamaño y las campanas.
Fusilan a un simpatizante de la derecha y profanan cuadros y esculturas religiosas.
Un vecino del pueblo llamado Ramón, simpatizante comunista, dispara sobre un cuadro de la Virgen del
retablo mayor y 2 milicianos de Almería queman las ropas de oficio del sacerdote.
Durante varios días buscan casa por casa a derechistas escondidos en falsos techos y tapiales.
Hasta que la República quitó poder a los sindicalistas y creó tribunales de justicia las ejecuciones se hacían
con impunidad y muchas veces por recelos o viejas envidias.
Repartieron fusiles Mausser y Nagánt entre vecinos simpatizantes y algunas pistolas Breda, para que guardaran
el orden local y colectivizaron tierras de los terratenientes.
El capitán Bañón y el capitán Burguete periódicamente visitaban esos pueblos para asegurar su fidelidad.
Demolieron cortijos de ricos hacendados y alguna casa de las señoriales.
Cuando el 27 de marzo de 1939 el general Lorenzo Tamayo Orellana, acaba con los republicanos de Guadix
y Albuñán se inician las represalias y ejecuciones.
Quedan algunos máquis y guerrilleros (antiguos soldados y oficiales de la República), como el Yatero y otros, que
fugados de los campos de concentración; se organizan y asaltan Albuñán. Llegaron a esconder explosivos y armas en el
molino y hubo una tremenda y accidental deflagración. Hasta 1952 estas partidas actuaron.