16 de agosto de 1489, gran batalla en los llanos del Zenete, que lindan con Albuñán.
En una carta-pergamino del rey Fernando fechada en Baza el 29 de diciembre de 1489, y sellada por Fernán Álvarez de Toledo, se agradece al alcaide de la fortaleza del Salar; Fernando Pérez del Pulgar su valerosa actuación en dicha batalla, concediéndole por ello escudo de armas.
El caudillo o rey de Guadix, sus capitanes, y los soldados del Sened se juntaron en esas tierras para presentar batalla a los cristianos, hartos de las correrías de los cristianos del Real de Baza en esas tierras. Al principio vencían los moros y los cristianos escapaban cuando Fernando del Pulgar, tomó un pañuelo que enrolló en su lanza a modo de bandera y atacó a la tropa mora en solitario, hasta que se le unieron los caballeros que antes escapaban, y vencieron a los de Mahoma matando muchos de ellos, tanto jinetes como peones de infantería.
Del mismo modo le agradecía su papel heroico en la defensa de Alhama y sus luchas en el Salar.
Por ello Fernando del Pulgar es armado caballero, en presencia del secretario real Fernando de Zafra, el 17 de agosto de 1489.
El rey le ofrece como escudo de armas un león junto a un jinete con una bandera o pañuelo en la lanza y once castillos circundantes.
Después de esto Hernán7fernán o Fernando Pérez del Pulgar participa en la toma de Salobreña portando ya dicho escudo de armas, que estaba sitiada por Boabdil.
Como premio se le hace regidor de loja.
En 1526 Carlos V le concede el ser enterrado junto a los reyes católicos en la catedral de Granada, a él y a los herederos de su mayorazgo del Salar, por su heroicidad al quemar la mezquita mayor de Granada, junto a 15 caballeros para vergüenza de los moros de la ciudad, el 18 de diciembre de 1490 a las 4 de la mañana. Además en una puerta clavó un Ave María y otros rezos en Latín escrito con letras azules sobre pergamino dorado con cintas de seda rojas y verdes, con una daga.
En 1616 los herederos de Hernán del Pulgar se pleitearon contra el cabildo de la Catedral, porque no cumplían el juramento que dieron de enterrar a los sucesores del héroe en una catedral, que antes fue la mezquita mayor de la que el tomó posesión para los cristianos.
En una carta-pergamino del rey Fernando fechada en Baza el 29 de diciembre de 1489, y sellada por Fernán Álvarez de Toledo, se agradece al alcaide de la fortaleza del Salar; Fernando Pérez del Pulgar su valerosa actuación en dicha batalla, concediéndole por ello escudo de armas.
El caudillo o rey de Guadix, sus capitanes, y los soldados del Sened se juntaron en esas tierras para presentar batalla a los cristianos, hartos de las correrías de los cristianos del Real de Baza en esas tierras. Al principio vencían los moros y los cristianos escapaban cuando Fernando del Pulgar, tomó un pañuelo que enrolló en su lanza a modo de bandera y atacó a la tropa mora en solitario, hasta que se le unieron los caballeros que antes escapaban, y vencieron a los de Mahoma matando muchos de ellos, tanto jinetes como peones de infantería.
Del mismo modo le agradecía su papel heroico en la defensa de Alhama y sus luchas en el Salar.
Por ello Fernando del Pulgar es armado caballero, en presencia del secretario real Fernando de Zafra, el 17 de agosto de 1489.
El rey le ofrece como escudo de armas un león junto a un jinete con una bandera o pañuelo en la lanza y once castillos circundantes.
Después de esto Hernán7fernán o Fernando Pérez del Pulgar participa en la toma de Salobreña portando ya dicho escudo de armas, que estaba sitiada por Boabdil.
Como premio se le hace regidor de loja.
En 1526 Carlos V le concede el ser enterrado junto a los reyes católicos en la catedral de Granada, a él y a los herederos de su mayorazgo del Salar, por su heroicidad al quemar la mezquita mayor de Granada, junto a 15 caballeros para vergüenza de los moros de la ciudad, el 18 de diciembre de 1490 a las 4 de la mañana. Además en una puerta clavó un Ave María y otros rezos en Latín escrito con letras azules sobre pergamino dorado con cintas de seda rojas y verdes, con una daga.
En 1616 los herederos de Hernán del Pulgar se pleitearon contra el cabildo de la Catedral, porque no cumplían el juramento que dieron de enterrar a los sucesores del héroe en una catedral, que antes fue la mezquita mayor de la que el tomó posesión para los cristianos.