Terror en Lanteira y en Albuñán en 1569.
En una carta conservada en el archivo de Simancas, el monfíe morisco Hernando el Zaguer relata a su rey Abén-Humeya,
los pormenores y vicisitudes del campo de asedio instalado en Lanteira, desde donde atacarían a los cristianos en la
Ragua. Relata detalladamente como por urgencias de la contienda hubieron de acampar en un lugar que hubiesen querido
evitar de haberse podido y que era bien conocido por su malignidad.
En dicho paraje 100 años atrás se libró una cruel batalla con elevado número de víctimas y episodios de conductas
genocidas, asesinatos injustificados de prisioneros y torturas.
Aquello impregnó el lugar de energías negativas que se percibían y atemorizaban.
105 moriscos armados desertaron en la noche durante 6 días escapando de aquel sitio impío y su jefe así lo narraba
a su rey. Nada podía amedrentar más a aquellos fieros montaraces curtidos como estaban.
Sonoros gritos de auxilio, alaridos, lamentos y visiones grotescas no dejaban descansar a la tropa.
Quizás la leyenda del lugar los predispuso a ver y oir cosas extrañas, pero cuando llegaron otros 2 jefes rebeldes,
El Gorri y el Malech, vieron lo que el resto. Eran hombres valientes y a poco temían, pero aquello les irritó.
Atacaron y vencieron en la Ragua a las tropas concejiles cristianas y pese al agotamiento, no pensaban pasar ni una noche
más allí, así que decidieron pernoctar en el molino harinero del "Sordillo" en Albuñán.
Pero parece que aquellas almas sin descanso siguieron sus pasos y allí continuaron mortificándolos, de tal manera que
otros desertaron y se entregaron al duque de los Vélez.
Cuenta la carta que los 1545 moriscos que seguían en su puesto, levantaron el campo y se sumaron a la defensa de la
fortaleza de Fiñana, lejos de esos lugares tan siniestros.
Ya he contado varios sucesos escabrosos de índole sobrenatural vividos en estas tierras regadas en sangre en su dilatada
historia, pero este relato en concreto me evoca la película del "Señor de los Anillos" cuando acampan los soldados
junto al abismo o paso de Helm y hasta los caballos se ponían nerviosos.
No entro en detalles por no extenderme demasiado, pero la carta describe entre otros, a un guerrero espectral con
maza que corre hacia todos desafiante.... pero desaparece antes de golpear a nadie.
No hay duda de que algunos lugares quedan impregnados residualmente del dolor que allí se vivió y son muchos los
testigos que juran haberlo contemplado. Personalmente ni lo dudo ni lo confirmo, porque no lo sabemos todo.
Opino que más que fantasmas, son como las ondas del agua, un eco que se repite hasta desaparecer.
En una carta conservada en el archivo de Simancas, el monfíe morisco Hernando el Zaguer relata a su rey Abén-Humeya,
los pormenores y vicisitudes del campo de asedio instalado en Lanteira, desde donde atacarían a los cristianos en la
Ragua. Relata detalladamente como por urgencias de la contienda hubieron de acampar en un lugar que hubiesen querido
evitar de haberse podido y que era bien conocido por su malignidad.
En dicho paraje 100 años atrás se libró una cruel batalla con elevado número de víctimas y episodios de conductas
genocidas, asesinatos injustificados de prisioneros y torturas.
Aquello impregnó el lugar de energías negativas que se percibían y atemorizaban.
105 moriscos armados desertaron en la noche durante 6 días escapando de aquel sitio impío y su jefe así lo narraba
a su rey. Nada podía amedrentar más a aquellos fieros montaraces curtidos como estaban.
Sonoros gritos de auxilio, alaridos, lamentos y visiones grotescas no dejaban descansar a la tropa.
Quizás la leyenda del lugar los predispuso a ver y oir cosas extrañas, pero cuando llegaron otros 2 jefes rebeldes,
El Gorri y el Malech, vieron lo que el resto. Eran hombres valientes y a poco temían, pero aquello les irritó.
Atacaron y vencieron en la Ragua a las tropas concejiles cristianas y pese al agotamiento, no pensaban pasar ni una noche
más allí, así que decidieron pernoctar en el molino harinero del "Sordillo" en Albuñán.
Pero parece que aquellas almas sin descanso siguieron sus pasos y allí continuaron mortificándolos, de tal manera que
otros desertaron y se entregaron al duque de los Vélez.
Cuenta la carta que los 1545 moriscos que seguían en su puesto, levantaron el campo y se sumaron a la defensa de la
fortaleza de Fiñana, lejos de esos lugares tan siniestros.
Ya he contado varios sucesos escabrosos de índole sobrenatural vividos en estas tierras regadas en sangre en su dilatada
historia, pero este relato en concreto me evoca la película del "Señor de los Anillos" cuando acampan los soldados
junto al abismo o paso de Helm y hasta los caballos se ponían nerviosos.
No entro en detalles por no extenderme demasiado, pero la carta describe entre otros, a un guerrero espectral con
maza que corre hacia todos desafiante.... pero desaparece antes de golpear a nadie.
No hay duda de que algunos lugares quedan impregnados residualmente del dolor que allí se vivió y son muchos los
testigos que juran haberlo contemplado. Personalmente ni lo dudo ni lo confirmo, porque no lo sabemos todo.
Opino que más que fantasmas, son como las ondas del agua, un eco que se repite hasta desaparecer.