LA CUEVA ENCANTADA DE ALBUÑAN.
Es una bonita y trágica leyenda con un trasfondo real, contada durante cientos de años en el pueblo.
Entre los años de 1555 y 1569 un campesino morisco con tierras, vivía en Albuñán feliz junto a su mujer. Pero ella
parió a trillizas y murió en parto. Sebastián al-Sipán, que se llamaba este campesino no superó bien esa pérdida y
se hizo huraño y violento, hasta el punto que intentó asesinar a sus hijas, cosa que impidió la abuela.
Amargado Sebastián decide irse a vivir a una cueva en la rambla junto a unas huertas que tenía, para aislarse y la
abuela se hace cargo de las niñas. Esta anciana era una temida hechicera y bruja del pueblo.
La gente los evitaba por conflictivos y malhumorados, aunque las niñas se hacían querer.
Llegada la Rebelión morisca de 1569 en la Alpujarra, Albuñán apoyó a los rebeldes y Sebastián se unió a los
monfíes que atacaban a los cristianos. Logró robarles una gran fortuna en oro y joyas que escondía cerca de la cueva.
Cobraba como mercenario del rey rebelde Abén Humeya de Válor y recibió botines de guerra.
Herido en una escaramuza acudió a sus hijas para recibir cuidados, pero estas no olvidaron que su padre intentó matarlas
y pidieron ala abuela veneno que aplicaron en las heridas del soldado. Murió gritando ya que era acónito lo que le
pusieron. Las niñas eran muy hermosas y codiciadas por moriscos del lugar.
Terminada la guerra, el rey Felipe II ordena la expulsión de los moriscos de España en el 1585 y las niñas se esconden
en la cueva con la abuela, que invoca un sortilegio de ocultación para que no se viese la entrada de esa cueva.
Soldados cristianos y colonos pasaban por allí y no las descubrieron. Salían de noche para buscar comida y agua.
En 1590 muere la abuela tras enseñar sus conocimientos a las niñas, que ahora son bellas mujeres.
En 1609 se decreta la expulsión total de los moriscos que quedaban y los soldados buscan moros a conciencia.
En 1612 un colono cristiano que buscaba el tesoro morisco, como otros muchos del pueblo, se topa en el río Verde
con una de las hermanas. Estaba aseandose y peinándose oculta entre morales. El colono vio en sus manos un peine
dorado que brillaba y supuso era de oro, seacercó y la obligó a decirle donde se escondía. Terminó matándola y se
dirigió ala cueva donde esraba otra hermana. No sabía que eran trillizas y se espantó pensando en fantasmas. La mató
igualmente pero a sus espaldas la tercera hermana le clavó un alfanje.
Un hechizo de la abuela hizo que siempre tuviesen 19 años y esta superviviente continua hoy vigilando el tesoro, que sólo
puede encontrarse en noche de luna llena.
La base de esta leyenda es el morisco Muiz Abén Choydón, un rico y real albuñanero, que amasó fortuna en la
rebelión despojando a los cristianos prisioneros y que escondió en algún lugar del pueblo aún no descubierto.
Muiz fue ajusticiado por monfíe/bandolero en 1571 y su hijo vigilado y expulsado para que no rescatase el tesoro.
Una crónica fechada en 1573 de la Real Chancillería narra como se torturó al hijo para encontrar lo robado, pero
no lograron sacarle confesión y lo deportaron.
Según el apeo catastral de 1570 Muiz declaró montones de ducados de plata y excelentes de oro, que nadie supo de su
procedencia, aunque era adinerado ya desde antes.
Por deformación oral esto se ha modificado alterándose hasta el nombre del morisco.
Lo cierto es que en algún lugar de la rambla seca, camino del cortijo de los "Jolos", duerme un gran cofre vigilado
por Aixa, que espera un imprudente que de noche y a la luz de la luna descubra el lugar.
Es una bonita y trágica leyenda con un trasfondo real, contada durante cientos de años en el pueblo.
Entre los años de 1555 y 1569 un campesino morisco con tierras, vivía en Albuñán feliz junto a su mujer. Pero ella
parió a trillizas y murió en parto. Sebastián al-Sipán, que se llamaba este campesino no superó bien esa pérdida y
se hizo huraño y violento, hasta el punto que intentó asesinar a sus hijas, cosa que impidió la abuela.
Amargado Sebastián decide irse a vivir a una cueva en la rambla junto a unas huertas que tenía, para aislarse y la
abuela se hace cargo de las niñas. Esta anciana era una temida hechicera y bruja del pueblo.
La gente los evitaba por conflictivos y malhumorados, aunque las niñas se hacían querer.
Llegada la Rebelión morisca de 1569 en la Alpujarra, Albuñán apoyó a los rebeldes y Sebastián se unió a los
monfíes que atacaban a los cristianos. Logró robarles una gran fortuna en oro y joyas que escondía cerca de la cueva.
Cobraba como mercenario del rey rebelde Abén Humeya de Válor y recibió botines de guerra.
Herido en una escaramuza acudió a sus hijas para recibir cuidados, pero estas no olvidaron que su padre intentó matarlas
y pidieron ala abuela veneno que aplicaron en las heridas del soldado. Murió gritando ya que era acónito lo que le
pusieron. Las niñas eran muy hermosas y codiciadas por moriscos del lugar.
Terminada la guerra, el rey Felipe II ordena la expulsión de los moriscos de España en el 1585 y las niñas se esconden
en la cueva con la abuela, que invoca un sortilegio de ocultación para que no se viese la entrada de esa cueva.
Soldados cristianos y colonos pasaban por allí y no las descubrieron. Salían de noche para buscar comida y agua.
En 1590 muere la abuela tras enseñar sus conocimientos a las niñas, que ahora son bellas mujeres.
En 1609 se decreta la expulsión total de los moriscos que quedaban y los soldados buscan moros a conciencia.
En 1612 un colono cristiano que buscaba el tesoro morisco, como otros muchos del pueblo, se topa en el río Verde
con una de las hermanas. Estaba aseandose y peinándose oculta entre morales. El colono vio en sus manos un peine
dorado que brillaba y supuso era de oro, seacercó y la obligó a decirle donde se escondía. Terminó matándola y se
dirigió ala cueva donde esraba otra hermana. No sabía que eran trillizas y se espantó pensando en fantasmas. La mató
igualmente pero a sus espaldas la tercera hermana le clavó un alfanje.
Un hechizo de la abuela hizo que siempre tuviesen 19 años y esta superviviente continua hoy vigilando el tesoro, que sólo
puede encontrarse en noche de luna llena.
La base de esta leyenda es el morisco Muiz Abén Choydón, un rico y real albuñanero, que amasó fortuna en la
rebelión despojando a los cristianos prisioneros y que escondió en algún lugar del pueblo aún no descubierto.
Muiz fue ajusticiado por monfíe/bandolero en 1571 y su hijo vigilado y expulsado para que no rescatase el tesoro.
Una crónica fechada en 1573 de la Real Chancillería narra como se torturó al hijo para encontrar lo robado, pero
no lograron sacarle confesión y lo deportaron.
Según el apeo catastral de 1570 Muiz declaró montones de ducados de plata y excelentes de oro, que nadie supo de su
procedencia, aunque era adinerado ya desde antes.
Por deformación oral esto se ha modificado alterándose hasta el nombre del morisco.
Lo cierto es que en algún lugar de la rambla seca, camino del cortijo de los "Jolos", duerme un gran cofre vigilado
por Aixa, que espera un imprudente que de noche y a la luz de la luna descubra el lugar.