Había un andalú que lo estaban asaltando en plena
calle, y de pronto aparece un sujeto de capa y antifaz negro:
¡era el zorro!
Cuando derrotó a los asaltantes, hizo con su espada una zeta en una pared grande que había junto a ellos, y se fué rapidamente, mientras el andalú agradecido gritaba:
-Gracias Zuperman.