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ALHAMA DE GRANADA: El marqués de Cádiz, asegurada la c., salió de ella...

El marqués de Cádiz, asegurada la c., salió de ella con sus tropas, quedando gefe de la guarnición y primer alcaide D. Diego de Merlo, con D. Martin de Córdoba, hermano del conde de Cabra y Fernán Carrillo. Volvió el granadino a caer sobro ella a mediados del mes de abril; pero tuvo que retirarse nuevamente por temor al auxilio que venía a los sitiados. Habíanse suscitado cuestiones sobre si se debia desamparar esta c. por lo difícil de su conservación; pero la Reina se opuso resueltamente, y reunidos 5,000 caballos y 8,000 infantes, se dirigió el Rey a ella, adonde llegó el dia 29 de dicho mes: la abasteció completamente, renovó su guarnición, dejando en lugar de D. Diego de Merlo á D. Luis Fernández Portocarrero, señor de Palma, segundo alcaide de Albania, con Diego López de Ayala, Pedro Luis Alarcón, y Alonso Ortiz, capitanes de 400 lanzas y hasta 1,000 peones; y se derribaron 3 mezquitas que habia, erigiendo en su lugar 3 igl., que fueron consagradas por el arz. de Toledo, D. Pedro González de Mendoza. Después del descalabro sufrido por los cristianos en el sitio de Loja, volvieron los musulmanes sobre Albania; pero la destreza y valor del alcaide Portocarrero supo infundir tal ánimo en la guarnición, desalentada con aquella desgracia, que al fin consiguió hiciese frente al ejercito sitiador, dando lugar a que se aproximasen las tropas del rey D. Fernando que le obligaron a retirarse, D. Fernando hizo lo mismo, habiendo renovado la guarnición, y confiado la tenencia a Don Luis Osorio, ob. electo de Jaén. Este fue reemplazado por D. Iñigo López de Mendoza, conde de Tendida, con orden no solo de defender al pueblo, sino también de hacer salidas, y robar las tierras comarcanas. En 1483 los soldados que guarnecían esta c. quisieron abandonarla por haber destruido las lluvias gran parte de las murallas; pero D. Iñigo López hizo tender en toda aquella abertura un lienzo pintado de tal manera, que parecía no faltar cosa alguna; y de este modo, antes que el enemigo fuese avisado de lo que ocurría, tuvieron lugar de reparar lo caído. Por la gran falta que habia de dinero, hizo monedas de cartones, poniendo su firma en un lado, y en el otro el valor de cada uno de ellos, y ofreció a los soldados cambiarlas por moneda buena y legal tan luego como pasase aquel apuro y necesidad. En este mismo año fue enviado a esta c. D. Enrique Enríquez, tío del rey D. Fernando, y mayordomo de la Casa Real, para curarse de las heridas que habia recibido en el sitio de Fajara. Fueron concedidos a esta c. los dictados de muy noble y muy leal: hace por armas un castillo con tres escalas, saliendo de las almenas dos brazos que empuñan cada uno una llave. La casa que tocó a Juan de Toledo, entre los premios que era costumbre dar a los tres primeros que entraban en una plaza o escalaban un muro, ha existido hasta principios de este siglo ente calle de Santiago, habiéndose concedido por el emperador D. Carlos V, a los descendientes de aquel, que a su ant. blasón, jaquelado de azul y plata, agregasen las armas que usaba lac. en memoria de la gran parte que a su progenitor le cupo en su toma y conservación. El 2 de febrero de 1810 fue ocupada esta c. por las tropas de Napoleón, que se presentaron como a la una de la tarde. Entusiasmados los vec. por el amor patrio, sin considerar que no tenían murallas, y que eran aguerridas las tropas enemigas, hicieron resistencia, y mataron algunos franceses del regimiento núm. 12, caballería de dragones, el cual la cercó y entró a sangre y fuego, sin dar cuartel alguno. Muchas fueron las víctimas, entre ellas algunos eclesiásticos, el síndico del común, Don Francisco de Raya y Toledo, y otros sujetos notables que, salieron a mediar por el vecindario. El corregidor D. Blas Vázquez recibió siete heridas y estuvo en el cerco para ser fusilado con D. Juan de Toledo y Corral, D. Antonio Maria de Arroyo, y otras personas de distinción. Una contribución de 100,000 rs., exigida en 21 horas y pedida de puerta en puerta, salvó la vida a muchos padres de familia, pues aunque se pidieron 900 onzas, al fin se contentaron los franceses con aquella cantidad. El 17 de agosto de 1812 abandonaron la c.; entrando a pocos dias las guerrillas del general Ballesteros, y en el mismo mes se publicó la Constitución de la monarquía. Esta c. cuenta entre sus hijos a D. Basilio Villarasa y Anaya, que después de haber servido varias togas, ascendió al supremo consejo de Indias: á D. Marcos José Gutiérrez, reformador del Febrero, titulado, Librería de escribanos y ahogados, y otros sujetos memorables por su erudición y otras prendas.
* Diccionario Geográfico – Estadístico - Histórico de España y sus posesiones de Ultramar. Pascual Madoz, 1848.