Luna Andaluza que alumbra
mensajera de su seno
iluminada y desnuda
entre la tierra y el
cielo
y la soledad profunda
del
nocturno romancero
canta un pastor cuando el alba
abre las claras del día,
un fandango que levanta
sentimientos y poesía
¡ay! de mi
pueblo blanco,
que reluce en mis
noches negras
¡ay! de mi corazón blando,
que tanto quiere a la tierra…
Como el desbocado
potro
que cruza
valles y laderas
y siempre vuelve al entorno
de sus raíces primeras
el salmón entre los mares
goza de rumbo y tronío
pero en sus horas finales
vuelve a las
aguas de su
río
luchando con adversidades.
Aquí está con mi ilusión
y el sudor de mi frente
mi trabajo y mi pasión
luchando el
pan, de mi gente.
Con
tormentas y aguaceros
aguanta la tierra y no llora
enterrando en sus barbechos
las lágrimas de su
historia.