Coplas en el eco lejano
de labradores o pastores,
quejidos que salen del
campo
entre suspiros y sudores
plasmados en un fandango:
“…. ni mal de cien años duradero
ni querer que no se acabe,
no hay más verdad que dinero
y el cariño de una madre:
porque es fiel y verdadero….”
de los cantares del campo
se aprende amar a la tierra
en el sentir de su llanto,
surgen amores que dejan
en el sentimiento, arraigo.