Entre membrillos y duraznos, la vejez relaja fuerzas. Fernando, hombre batallador, comercial puro, campechano, orador, afable y gran
amigo, disfruta en su
campo alicunero de los manjares de la
naturaleza, del buen clima y de las raíces de sus antepasados, con el recuerdo de su
juventud y su niñez.
El, que ha recorrido toda
España por su profesión, disfruta de la paz del guerrero, en la tierra de sus amores, entre parras y membrilleros.
Después: la partida al tute, con los
amigos de la infancia que tantos recuerdos y anécdotas que nos trae a la mente.
Machado dice:
Cuando recordar no pueda,
¿dónde mi recuerdo irá?
porque una cosa, es el recuerdo,
y la otra recordar.
Recordar y tener.
Y mientras que nosotros podamos tener a Fernando, disfrutaremos de sus chistes, buen carácter, un talante social excelente
y de un amigo entrañable.