Desde el cerro de
Hinojares, divisor del
valle de la Angostura y el valle de las Longueras, se divisan los
valles: de los ciruelos, Longueras y la
Rambla de la Hierba.
Un espectáculo natural donde el
Olivo ejerce de anfitrión, sobre unos parajes que por su
paisaje distinto, ofrecen una belleza de un atractivo especial, un vergel para la
fauna ovípara autóctona, como el colorín, pardillo, abejaruco, mirlo, zorzal, mochuelo, lechuza e infinidad de aves, tanto diurnas como
nocturnas, que componen una estridente sinfonía con sus cantos.